Estamos celebrando los 15 años de Acción Mercedaria en Argentina.  En cada comunidad hay diferentes actividades propias de la pastoral parroquial, conventual o educativa. Roperos comunitarios, atención a personas en situación de calle, acompañamiento a familias con aportes de alimentos a través de Cáritas y Vicentinos,  apoyo escolar, centros sociales, entre otros muchos proyectos. 

En este marco de memoria y agradecimientos, nos encontramos con algunos referentes del trabajo social de La Merced en el país. 

Hoy, junto a Adriana Rodríguez de Ceria, quien es Responsable de Acción Mercedaria, repasamos la historia, el presente y los sueños y deseos futuros para esta obra de redención. 

Sobre el origen de Acción Mercedaria, Adriana nos cuenta: 

En el año 2004 el Gobierno Provincial decide crear AM, que es un ámbito del Secretariado de Pastoral Mercedaria cuya tarea es ver la realidad desde el carisma de la Orden y actuar en consecuencia en cada una de las situaciones que encarnan nuevas formas de cautividad y nos interpelan a diario. En ese momento era Superior Provincial Fr. Carlos Gómez y Consejero de Pastoral Mercedaria, Fr. Hugo Rodríguez. El asesor religioso del área fue Fr. Carlos  y quien me brindó toda la información necesaria para descubrir lo mucho y valioso que se hacía en cada comunidad. 

Desde 1987 trabajaba en el Instituto San Pedro Nolasco  de la CABA como Bibliotecaria, y ellos conocían mi compromiso en el trabajo voluntario en organizaciones y me invitaron a sumarme como responsable laica de AM. 

El día 2 de agosto comencé a trabajar en la Curia Provincial en una oficina de la PB. Fecha emblemática para la Orden dado que en la noche del 1 al 2 de agosto la Santísima Virgen María se le presenta a Pedro Nolasco y le encomienda fundar la Orden de María de la Merced para la Redención de Cautivos.

Teniendo en cuenta que la Orden Mercedaria lleva más de 800 años en misión redentora, ¿cómo se enmarca esta propuesta de “Acción Mercedaria” en Argentina? 

Acción Mercedaria está acompañando en esta última etapa la tarea de Pastoral Social que por muchos años ha venido realizando la Provincia Mercedaria Argentina en sus distintos ámbitos pastorales: conventos, Parroquias, Centro de Espiritualidad, Colegios. 

Su función ha sido relevar las diferentes obras de redención realizadas en cada lugar, acompañar, asesorar, capacitar. Pero todo ya se estaba llevando a cabo desde mucho tiempo atrás. Sería muy bueno poder hacer una historiografía de las diferentes acciones que religiosos y laicos mercedarios han desarrollado en nuestro país en pro de la liberación de los cautivos con generosa entrega, profundo compromiso y gran dedicación.

¿Cuáles son los sueños a futuro de este equipo de acción mercedaria?

En este caso voy a hablar a título personal, mi sueño es el mismo de Pedro Nolasco, que tengamos un mundo sin cautividad, un mundo donde la libertad sea para todos, donde no existan oprimidos por su fe, por su raza, por su situación económica o social. Donde todos respetemos la vida y la casa común, sintiéndonos hermanos.

Sin embargo, mientras que siga habiendo cautivos deseo que podamos estar allí abriendo las puertas de nuestro corazón, de nuestras comunidades para brindarles todo lo que esté a nuestro alcance para que puedan recuperar su dignidad y libertad avasalladas.

¿Cuáles fueron los más grandes desafíos en estos 15 años de camino?

Un desafío importante está en que sepamos comunicar adecuadamente, con nuestro testimonio, el carisma de la Orden,  para que más personas se enamoren de él y estén dispuestas a sembrar merced allí donde la libertad esté amenazada.

En la medida en que haya más personas comprometidas en cada comunidad habrá más ideas, más herramientas, más brazos, más recursos económicos, más trabajo en red y se podrá pensar en formas más eficientes y que den mejores respuestas a las necesidades de nuestros hermanos.

¿Y cuáles han sido las mayores alegrías?

Las mayores alegrías las tenemos cuando podemos estar cerca de nuestros hermanos y dar respuesta a sus necesidades, no solo en cuanto a la asistencia, sino fundamentalmente cuando podemos estar juntos en el proceso de recuperar la dignidad, la autoestima, los derechos, la libertad. 

Compartimos su alegría cuando se acercan a mostrarnos sus logros, que se han graduado, que han obtenido un empleo luego de capacitarse en nuestras comunidades. Cuando pueden salir de una adicción, cuando una mamá se va con sus hijos para vivir su vida porque ha sanado sus heridas, cuando pueden revertir la situación de calle… 

Cada uno de los laicos y religiosos podrán enumerar muchos momentos de alegría que han experimentado junto a los hombres, mujeres y niños que acompañan  en sus comunidades. 

Adriana, ¿Cómo te imaginás Acción Mercedaria hacia adelante? ¿Qué cosas deberían permanecer y cuáles podrían transformarse en el futuro?

Imagino a Acción Mercedaria con un rol más activo en el acompañamiento a quienes llevan adelante los proyectos,  aprovechando más las posibilidades que se pueden brindar desde este espacio; atentos a cada una de las situaciones que nos interpelan cotidianamente y capaces de armar allí nuestra tienda de campaña para curar a los heridos en lo más profundo de su dignidad. 

Debe permanecer el amor, el compromiso, la responsabilidad, el respeto, la seriedad, la voluntad, la esperanza y la entrega.

Que podamos tener una comunicación más fluida entre todas las comunidades para compartir fortalezas y debilidades, conocernos más y apoyarnos. Las distancias y los costos muchas veces nos impiden tener encuentros más frecuentes, que contribuyan a fortalecernos y compartir propuestas. Pero hoy contamos con las nuevas tecnologías que no estamos aprovechando suficientemente.

Además vamos dando pasos muy importantes de trabajo en red con otras organizaciones, y esto también debe seguir profundizándose.

Que desde AM se planifiquen capacitaciones para los voluntarios que den la posibilidad de mejorar lo que hacemos, siempre desde nuestro compromiso con el Evangelio. 

Un mensaje de agradecimiento para tantos que colaboraron en este tiempo.

Quiero darles las gracias por su amor, por su entrega, por su compromiso que se renueva cada día, por su trabajo que en muchos casos es arduo y difícil, por su sensibilidad y su respeto hacia nuestros hermanos más vulnerables. Sin ellos esta obra de redención no sería posible, pido a Dios que cada día seamos más los laicos y religiosos que abracemos este carisma y busquemos nuevas estrategias para devolver la libertad y las oportunidades a tantos y tantas que han sido marginados del sistema.

Que seamos capaces de dar testimonio con nuestras vidas de la alegría que sentimos al estar unidos a Dios y a nuestra Madre de la Merced en este compromiso liberador.

Ahora unas palabras para quienes se encuentran en realidades difíciles y puden acceder a alguno de los proyectos de Acción Mercedaria en el país.  

A nuestros hermanos que hoy están en situaciones de dificultad quiero decirles que no duden en acudir a nuestras comunidades que allí siempre encontrarán los brazos abiertos para acogerlos fraternalmente, para escucharlos y dar respuesta a sus necesidades y mitigar sus sufrimientos con todas las herramientas que dispongamos. 

Por último, una invitación a participar de Acción Mercedaria a quienes ya sienten en el corazón la invitación a amar y servir como camino de liberación para las personas.

Simplemente invitar a aquellas personas comprometidas con el Evangelio que dispongan de tiempo, de recursos, de ganas de colaborar, a acercarse y descubrir el carisma de la Orden y comprometerse con sus valores que solo nos piden cercanía, acogida fraterna, entrega amorosa y un compromiso profundo con nuestros hermanos cautivos de tantas nuevas formas de cautividad.

Todos tenemos algo para brindar a los demás,  que seamos capaces de emular a Pedro Nolasco en su generosa entrega, siguiendo el modelo de Cristo Redentor y bajo el amparo de nuestra Madre de la Merced.