Mons. Olivera: el camino del Padre Torres es motivo de gran alegría

Monseñor Santiago Olivera es el Delegado Episcopal para la Causa de los Santos en Argentina. En tiempos de la  beatificación y canonización del Santo Cura Brochero fue obispo de la Diócesis de Cruz del Eje, la misma jurisdicción eclesiástica donde se encuentra la comunidad de Luyaba, lugar de origen del Padre José León Torres. Actualmente es el obispo Castrense de Argentina. 

Hoy nos comparte su sentir en torno al camino del Venerable fray José León Torres.

Para mí es motivo de gran alegría que Fray León Torres esté en camino hacia la santidad, y significa mucho porque es un cordobés más que vivió con fidelidad el Evangelio, que su vida de alguna manera como la vida de los santos, anuncia, predica una página del Evangelio. Y me da mucha alegría porque cuando asumí en Cruz del Eje aquel 7 de septiembre de 2008, en la homilía me encomendaba y pedía por el Venerable Cura Brochero y el Venerable Fray León Torres. Dos sacerdotes que han tenido un papel muy importante en la Diócesis de Cruz del Eje, que en ese momento era parte de la Arquidiócesis de Córdoba, pero fray León Torres nació en Luyaba, jurisdicción de la actual Diócesis de Cruz del Eje. Y desde Luyaba, pueblo sencillo y muy lindo, un pueblo que pudo dar este hombre preparado, profundo, sencillo, humilde, y que supo también como mercedario entregar su vida para la liberación de tantas esclavitudes. Además fundó una congregación de religiosas mercedarias. Así que su camino de santificación es un motivo de gratitud, un motivo de esperanza, porque los santos son faros, son luces, pero también son caminos concretos que podemos transitar en fidelidad al Evangelio. 

¿Qué es lo que más le llama la atención de su vida?

Me llena el corazón, que un hombre de Luyaba, de Traslasierra puede iluminar la gran ciudad a sus hermanos siendo fraile, siendo religioso, y también siendo superior y provincial de los padres mercedarios. Un servicio que lo vivió con humildad, con entrega. Además de dedicarse a la vida interior y a dirigir espiritualmente; a palpar o respirar ese humus cordobés que nos dieron tantos hombres y mujeres santas y santos que me maravillo, fundamentalmente me hace eco en el corazón esa entrega que podríamos decir fue hasta el extremo. Porque estar dispuestos a cambiar la propia vida para liberar de toda esclavitud, propia de los mercedarios, y obviamente de fray León Torres, impacta. Ese olvido de sí mismo para que el hombre, el hermano, el prójimo sea auténticamente libre. 

¿Qué representa la figura del el padre Torres para la Argentina?

Creo que para la Argentina tener entre los hombres y mujeres santos, beatos que son presentados como modelo es una gran bendición.  También tener a este hombre preparado; desde un lindísimo y sencillo pueblo cordobés ha salido este faro que se formó intelectual, espiritual y pastoralmente; y representa para nuestra Patria un hombre culto al servicio del Evangelio. Un hombre que supo profundizar la cultura de su tiempo, la teología, la formación, pero también pudo encarnarla y vivirla en la sencillez, en la mirada atenta a las necesidades de su pueblo y de su gente. Por eso también respondió a esa vocación de ser capaz de entregar su propia vida para liberar las esclavitudes de su tiempo. Vio las necesidades, y el Espíritu Santo suscitó en él esta iniciativa de fundar la congregación de las hermanas también con la espiritualidad mercedaria. 

¿Qué valores puede aportar para el mundo de hoy, y en particular para la vida consagrada?

Creo que puede aportar mucho para una vida entregada y no egoísta, una vida que se dona, una vida que se ofrece. Obviamente un sacerdote es aquel que responde a la vocación de Dios pero que está dispuesto a entregar su vida por la causa del Evangelio. Creo que esto es lo vigente hoy, el legado más importante para la vida consagrada me parece que es justamente esa entrega donde hay olvido de sí para construir la fraternidad, para construir el bien, para construir la paz.

¿Cuán sorprendente es que hayan compartido misma tierra o zona de misión y de vida con Brochero?

Una de los datos que más me toca el corazón es respirar en Córdoba tantos amigos como racimo de la santidad. El Papa Francisco nos habla de que la santidad es comunitaria, y nosotros tenemos en Córdoba un claro ejemplo. Tantos hombres y mujeres que han sido  padres espirituales, hijos espirituales, hermanos, familia que se han conocido, que se han animado. Yo digo que han respirado ese deseo de santidad, esa vida en serio, esa pasión, esa vocación por responder en la propia vida al Evangelio, y encarnar el Evangelio en la propia vida. 

Y en este caso también: en el año 1840 nació el Cura Brochero, en 1849 nació José León Torres. Brochero en Santa Rosa de Río Primero; y  en Luyaba en la Diócesis de Cruz del Eje, en ese entonces también Arquidiócesis de Córdoba nació Fray León Torres, pero han compartido geografía, han compartido historia patria, han compartido la Iglesia, han palpado la pastoral de esa Iglesia cordobesa en un tiempo de estos hombres y mujeres fieles. Es una maravilla que hayan nacido aquí, pero nos hace constatar cómo la santidad también contagia, cómo el clima de querer vivir en serio la vida, llena el corazón porque habla de frutos que salen de familias y de comunidades. Esto nos renueva en la esperanza, porque no son solo hechos y personas del pasado, sino que nos anima a trabajar ahora por la santidad. 

¿Cuántos otros argentinos están en distintos procesos camino a los altares?

Creo que estamos viviendo nosotros de modo privilegiado. Porque somos contemporáneos de tantos hombres y mujeres que van mostrando caminos. Tenemos bastantes beatos. Está el Beato Monseñor Angeleli, mártir; Madre Tránsito Cabanillas, beata;  María Antonia de Paz y Figueroa que la conocemos como Mama Antula; al presbítero Gabriel Longueville, también beato mártir; a María Ludovica de Ángelis, beata; al beato mártir argentino pero mártir en España, Gregorio Matos Muñoz; al padre Carlos de Dios Murias, beato mártir; a Ceferino Namuncurá; a Wenseslado Pedernera, un laico beato mártir; la Hermana Crecencia Pérez; Beata Madre Catalina de María Rodríguez, beata Laura Vicuña, beato Artémides Zatti. 

Da mucha alegría saber  que entre los beatos encontramos además de mártires y beatos religiosos a laicos, sacerdotes del clero diocesano, habla de la vasta realidad de la Iglesia. Y en camino, Venerables, está la Madre María Benita Arias, también de La Carlota, cordobesa; Fray Mamerto Esquiú, obispo de Córdoba, nacido en Catamarca; Leonor de San Luis López de Maturana; Leonor de Santa María Ocampo, la primera monja contemplativa que está en camino; la madre Camila Rolón de San José; Fray León Torres; Isidoro Zorzano. 

También tenemos a los Siervos de Dios que están esperando presentar las Positio, que significa la vida heroica o las virtudes heroicas para que sean reconocidos desde Roma, y lógicamente luego el milagro para la santidad: Bunader; Monseñor Canová; María Antonia Serini;  Sofronia Erdely; el padre Luis María Etcheverri Boneo; la madre Isabel del Monte Carmelo Fernández; la hermana María de San Agustín; José Marcos Figueroa; Monseñor Gottau; Federico Grote, sacerdote; la hermana Mercedes Jesús Guerra, Monseñor Gutiérrez Pedraza; la Madre Eufracia Iaconis; el padre Mauricio Gimenez; el laico Alfonso Lambe; Fray Antonio de Jesús Lobo; el negrito Manuel; Salustiano Romero, monseñor Jorge Novac, Pura Rosa María del Carmen Olmos, también cordobesa; los mártires del Zenta que son de Orán;  Monseñor Orzali, pastor de Cuyo; María Mercedes del Carmen Pacheco; María Lourdes del Santísimo Sacramento; la hermana Carmen Pereyra; Manuel Pascual Perrín; María Cecilia Perrín de Buide, hija de Pascual; El cardenal Eduardo Pironio; Pascual Pirozzi; una laica Victorina Rivara de Perazzo; el padre Tarcisio Rubín; el padre Sagrera Gayá, José María Salver que estamos esperando el permiso de la Congregación para la Causa de los Santos; Clarita Segura, una joven; Enrique Shaw; el padre José Zilli.

Y después hay otras 11 o 12 casusas que están por comenzar. Prontamente Fray Reginaldo Toro, también cordobés, fundador de las Hnas. Dominicas de San José  y obispo de Córdoba. Es decir que son una basto elenco de amigas y amigos de Dios, como decía, jóvenes, laicos, religiosas, religiosos que la Iglesia presentará como modelo. El Señor nos dará esta Gracia. Desde la Delegación para la Causa de los Santos nosotros ayudamos a difundir las causas, pero sobre todo a rezar para que estas vidas sean presentadas como modelo. Año tras año pedimos el 1 de noviembre por la santidad del pueblo argentino, que esto es responder a nuestra vocación y también por la glorificación de los Siervos de Dios.

¿Por qué es importante reconocer y promover estos modelos de santidad hoy y en nuestra patria?

Es importante poner estos caminos de santidad, porque como dijo el papa Francisco “la santidad es el rostro más bello de la Iglesia”, porque tenemos mucha sangre santa en nuestra tierra, y proponer modelos nos recuerda que también  ellos han vivido en un tiempo, en un territorio, encarnado en su cultura, y también en el hoy. Por eso el Papa nos habla de “los santos de la puerta de al lado”, o “los santos de nuestras familias”. La santidad en las cosas ordinarias y sencillas, nos recuerda el camino que debemos transitar cada uno. Y entre nosotros, en nuestras comunidades, nuestras familias, seguramente habrá muchos santos. No todos serán canonizados, pero a algunos la Iglesia los mostrará o los podrá como luces y faros, como caminos ciertos a seguir hacia la santidad. Me parece que es una riqueza. Tenemos laicos, empresarios, sacerdotes, religiosas, religiosos, jóvenes que han vivido en su momento fielmente al Evangelio. Y eso siempre es un motivo de fecundidad para los tiempos. Porque los santos, estos hombres y mujeres siguen en el cielo haciendo el bien por todos nosotros.