Sugerencias para vivir la Santa Misa desde casa

Con la situación actual de aislamiento preventivo, las iglesias del mundo han tenido que cerrar sus puertas para evitar el contagio de este virus y por eso se anima a participar en la Eucaristía y de distintos espacios orantes a través de la radio, la televisión o internet.

Queremos compartir con ustedes algunas sugerencias para vivir la celebración Eucarística desde el hogar, con el debido recogimiento y preparación.

  • Preparamos el corazón un tiempo antes de conectarnos a la celebración de la Misa retransmitida por televisión, radio o internet. Sería bueno leer con antelación las lecturas de la Palabra de Dios que se van a proclamar.
  • Disponemos el espacio: si tenemos una mesa a mano, la despejamos de objetos que no necesitamos en este momento, encendemos una vela, tenemos la Biblia con las lecturas marcadas para seguirlas.
  • Participamos de los cantos de la liturgia.
  • Si seguimos la retransmisión en familia, es muy buena ocasión para dar a los hijos una catequesis sobre cada una de las partes de la Misa. 
  • Cuando empiece la celebración, intentamos desconectarnos de todo lo demás: dejamos a un lado y en silencio el celular si es posible. Nos unimos profundamente y en presencia verdadera, y sentimos cómo, tanto el sacerdote que preside como las personas que siguen la transmisión se congregan como nosotros en una oración común.
  • Puede ayudar a mantener nuestra la atención, tener las posturas que adoptaríamos si estuviésemos en el templo.
  • En el momento del Ofertorio, ponemos “sobre el altar” todo lo que estamos viviendo, los sufrimientos y las esperanzas, renovando nuestra ofrenda al Señor. Podemos hacer el gesto de llevar un trozo de pan y una copa de vino sobre la mesa y, si  surge la necesidad, algún signo que refleje nuestra oración del día.
  • Vivamos con especial fervor la Consagración, si es posible, poniéndonos de rodillas para adorar este gran Misterio del Amor que vuelve a hacerse realmente presente cada vez en este momento de la misa en el que pan y vino se transforman en el Cuerpo y la Sangre de Jesús. 
  • En el momento del Padrenuestro, recordamos a todos los hermanos, hijos del mismo Padre Celestial, que repartidos por toda la tierra alabamos a su Señor.
  • Llegados al momento de la Comunión, podemos ponernos de rodillas y hacemos una comunión espiritual.  Avivamos el deseo inmenso de recibir a Jesucristo en el alma. También podemos hacer la oración que te compartimos al final. En este momento presentamos todas nuestras intenciones y necesidades. Damos gracias por tanta Misericordia. Con cariño expresamos cómo nos gustaría poder recibirle en la Eucaristía.
  • Al concluir la Misa, agradecemos al Señor que a través de los medios de comunicación pudimos participar en el Santo Sacrificio del Altar. Luego mantenemos unos minutos de silencio.

Creo, Jesús mío,

que estás realmente presente

en el Santísimo Sacramento del Altar.

Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma.

Pero como ahora no puedo recibirte sacramentado,

ven al menos espiritualmente a mi corazón.

Como si ya te hubiese recibido,

te abrazo y me uno todo a Ti.

No permitas, Señor, que me separe de Ti.

Amén.

Encuentra en este artículo «Cuaresma y Espiritualidad desde casa» los horarios de transmisión de nuestras comunidades y un subsidio para quienes deseen usar las redes en este tiempo.