Vivimos una Semana Santa Histórica

Junto a la familia mercedaria, vivimos una Semana Santa muy particular: cada uno desde sus lugares, y unidos a través de las redes y en la oración. Se multiplicaron en tiempo de cuarentena las celebraciones litúrgicas online, y también nos acompañamos en la adoración y encuentros de reflexión.

Los encuentros de las 11 de la mañana, mostraron una nueva forma de estar  en contacto y caminar comunitariamente. La misión compartida que propone la Orden en Argentina se puso de manifiesto en cada propuesta que nos ayudó a profundizar en estos días tan significativos para los cristianos.

El Lunes Santo, Fray Matías Bellanich nos acompañó guiando la reflexión desde la comunidad del León XIII en Córdoba. Nos preguntamos sobre aquellas experiencias de entrega que conocemos y que representan hoy en nuestras comunidades verdaderos “hospitales de campaña”. Muchos se sumaron en el compartir, expresando y mostrando las imágenes que expresan este desborde de amor, como el de María de Betania.

Fue una alegre sorpresa para todos descubrir la cantidad de personas que se sumaron en el primer día de esta experiencia. Unos para seguir la transmisión en vivo y participar activamente y otros que en distintos momentos compartieron la reflexión. En los mensajes que llegaron desde muchos lugares del país y del mundo, llegaron saludos, pedidos de oración y el profundo agradecimiento por poder estar juntos en esta semana especial.

Desde Capital Federal en la comunidad de Gaona y representando a la Fraternidad, Laical Carla Di  Paola animó el encuentro del Martes Santo. Nos invitó a pensar que estamos todos en la misma barca, como dijo el Papa Francisco. Y mientras compartíamos los mates, la música y la reflexión, propuso hacer barquitos de papel. Llegaron muchas fotos  de esos barcos hechos en casa con los nombres de nuestras tormentas y de las personas por las que queremos rezar.

De la propuesta participaron hermanos en vivo, y muchos más se sumaron a ver el video en distintos momentos y subieron los comentarios: Miriam desde Santiago del Estero, Cecilia desde la parroquia Asunción de Santa María en Berazategui, Norma desde el Colegio Padre Vásquez en Mendoza.  Muchos escribieron la frase del texto bíblico que más le llegó en ese momento y compartieron sus sentires.

Con fray Hernán Salegas desde Ranelagh pudimos armar un pequeño altar en nuestros lugares el Miércoles Santo. Entre el diálogo y el canto intentamos ponernos en el lugar de Simón de Cirene, a quien de manera imprevista le tocó ayudar a Jesús a cargar la cruz. Nos preguntamos cuándo a nosotros también nos sorprende la urgencia de salir al encuentro de los hermanos, y de qué manera podemos estar más atentos y dispuestos para responder a esos clamores, como Cireneos de la Libertad entre los nuevos Cristos.

Estos espacios también dieron la oportunidad de encontrarnos entre miembros de distintas comunidades, frailes, laicos, religiosas, docentes, exalumnos, colaboradores mercedarios en las diferentes comunidades. Un hermoso momento de la transmisión se vivió cuando fray Hernán nos “llevó a recorrer” la casa donde viven con fray Matías y fray Juan Carlos.  

Para  el Jueves Santo, el estudiantado mercedario nos guió y animó en la reflexión. Charly Nieto Moreira nos propuso compartir una foto de nuestra mesa familiar, y pensar a quiénes queremos invitar hoy a compartir ese pan, que no es solo el alimento, sino la vida entregada.  Nos redescubrimos juntos y en familia de fe en la vocación de repartirnos como el Pan en la Mesa de la Redención.

Entre otros muchos hermanos que se conectaron, Martín participó del encuentro en vivo desde Perú, Germán se hizo presente desde San Juan y Marcela desde Arroyito, Córdoba. Lore escribió que comparte su mesa familiar con su hijo y su marido, y Evelyn con sus hermanas de congregación.

Con Hna. Josefina Cattáneo nos encontramos en la mañana del Viernes Santo desde La Carlota, provincia de Córdoba. Junto a ella toda la comunidad de las Hermanas Mercedarias del Niño Jesús, y la familia mercedaria en general oramos desde la figura de la mujer que enjuga el rostro de Jesús: Verónica. Reflexionamos sobre la urgencia de ser hoy gesto de ternura para el mundo, especialmente con nuestros hermanos cautivos.

“Dinos Verónica: ¿Cómo hiciste para ser tan arriesgada?

Enséñanos Verónica, a amar sin miedo.
Compréndenos Verónica, es que a veces nos paraliza el egoísmo y la comodidad.
Ayúdanos Verónica, a romper costumbres que no nos hacen libres.
Encontranos Verónica, con nuestros hermanos cautivos.

Envíanos Verónica, a ser gesto de ternura para el mundo».

El Sábado Santo, desde la comunidad de la capilla de La Candelaria, que pertenece a la parroquia San Pedro Nolasco en Tucumán, Caudia Robles nos animó a bordar una cruz mientras compartíamos el encuentro, y reflexionamos sobre cómo el silencio de Dios desentraña clamores de ayuda y confianzas maduradas en la lucha. Fue un momento de abrir el corazón con profundos testimonios sobre las situaciones de nuestra vida en las que Dios se manifestó en el silencio.

Este día también muchos estuvieron presente y compartieron su testimonio y el bordado. Marta desde Panamá, Luisa desde Temuco en Chile, Mercedes de La Plata, Jocelín de México.

Melisa expresó que en el silencio es cuando más habla Dios, desde su experiencia de vida y de fe. Pablo contó que al ver a Claudia bordando pensó en María cosiendo las túnicas de Jesús, también en silencio. Graciela escribió que el año pasado sintió el silencio de Dios y creyó tocar fondo, pero pudo tomarse fuerte de su mano: “Hoy en el silencio también estoy a su lado bordando mi cruz y acompañándolo, como Él hace con nosotros”.

Para celebrar la Vigilia Pascual del Sábado de Gloria y la Misa de Pascua del Domingo,  las distintas comunidades propusieron sus transmisiones desde los sitios particulares y recibimos el saludo de Pascua de fray Cárlos Gómez y de nuestro superior provincial fray Ricardo Guzzo.

Esta Semana Santa seguramente será inolvidable, por lo particular del tiempo de cuidados entre todos frente a la situación de pandemia, y por lo profundo y fecundo de los vínculos sostenidos de creativas maneras para continuar unidos en misión redentora compartida.