“De la clausura, a la misión en el mundo”

Hoy recordamos a la beata Margarita María de Maturana, fundadora de las Mercedarias Misioneras de Berriz.

Margarita experimentó el fuerte llamado a la misión cuando ya era religiosa de clausura. De a poco fue recibiendo la inspiración de la misión en salida y al mundo entero. Las jóvenes y las religiosas de su comunidad se sintieron contagiadas por este entusiasmo, y fundan el Instituto de Mercedarias Misioneras de Bérriz.

Había nacido en Bilbao, el 25 de julio de 1884. En 1903, luego de descubrir su vocación religiosa en el Colegio de las Hermanas Mercedarias de Bérriz, ingresa en el Monasterio a los 19 años. 

Vivió con gran fidelidad su vida de monja de clausura, dedicada durante dos décadas a la educación de las alumnas. En ellas su vocación mercedaria, de redención de cautivos, se fue ampliando y actualizando.

En el año 1913, Margarita comenta en sus escritos que le gusta pedir por los misioneros. Poco a poco, por diversas circunstancias, fue conociendo a algunos y mantuvo con ellos una comunicación frecuente. Estas cartas, cargadas con abundantes experiencias misioneras, fueron sembrando en su corazón, una semilla que dio frutos.

El 5 de mayo de 1912 escribía: “Yo no deseo más que darle a conocer a los que me ha encomendado, que es el mundo entero”.

Murió el 23 de julio de 1934, dos días antes de cumplir sus 50 años. Desde el primer momento, brotó en quienes la conocieron el reconocimiento de que había sido una vida entregada plenamente en el seguimiento de Jesús. 

Hoy las Mercedarias Misioneras de Berriz están presentes en muchos lugares del mundo, y esta familia religiosa con gran ardor continúa el legado de la beata Margarita María de Maturana: “Llamadas a ser signo de la ternura y de la Merced de Dios para los más débiles”.