Semana de Trabajo Mercedario 2023

La tradicional misión juvenil de la familia mercedaria en vacaciones de invierno fue para muchos la primera experiencia misionera con La Merced. Este año el lugar elegido fue Córdoba, y el Convento San Lorenzo Mártir y la Basílica de La Merced fueron la sede para el servicio.

Participaron más de 60 personas de Tucumán, Buenos Aires, Mendoza y Córdoba, entre jóvenes laicos, consagrados, religiosas y frailes.

En esta oportunidad se propusieron asumir compromisos misioneros más que gestos aislados, como visitas y presencia en tres lugares puntuales: el Desayunador Madre Tránsito, el Hogar de Ancianos María Justa Fragueiro de Moyano; y la comunidad del Barrio Bajo Yapeyú.

Se generó un hermoso vínculo con los abuelos y mayores; compartieron un día juegos de mesa como cartas y yenga; en otra jornada participaron del taller de música y también se propuso un espacio de expresión corporal.

Junto a los hermanos y hermanas en situación de callerealizaron el gesto de la sopa compartida en la Basílica de la Merced. Para esto se tendió una gran mesa en la nave central del templo, dispusieron los bancos y elementos necesarios para luego servir una sopa preparada por los voluntarios mercedarios y miembros de la Fundación San Alejo, que son quienes llevan adelante el desayunador.

Durante la semana, los jóvenes misioneros ayudaron a servir el desayuno, compartieron con las personas que asisten al lugar, y también colaboraron en las tareas propias del ropero comunitario.

Cada jornada el equipo mercedario se hizo presente en la capilla María Magdalena de la parroquia San Ramón Nonato, una comunidad históricamente mercedaria.  Allí visitaron las casas de familia todas las mañanas para encontrarse, conversar y muchas veces rezar con las personas desde el tríptico de la misión arquidiocesana. Algunos vecinos contaron que hacía tiempo no llegaban misioneros por la zona y que hacía mucha falta. Por eso la visita de los jóvenes fue muy significativa.

En diferentes lugares del barrio se hicieron esquinazos con nuestra Madre de la Merced, donde se prepara una mesa con la imagen de la Virgen y se convoca con cantos para rezar el Rosario y recibir a los vecinos del lugar. Además es el sitio  desde donde salen y a donde regresan los misioneros.

Por la tarde, lunes miércoles y viernes hicieron actividades y juegos con niños. Los misioneros llevaron materiales para pintar, elementos para jugar y música para preparar coreografías.  Los chicos y chicas se iban contando unos a otros sobre la presencia de los misioneros y las propuestas que traían, y como estaban de vacaciones todos los días aumentaba el número de participantes.  Después incluso los más pequeños participaron de la misa en comunidad y ofrecieron sus dibujos en la celebración eucarística.

Como en años anteriores, celebraron nuevamente el día del amigo en la peatonal, con los transeúntes de la ciudad que recibieron abrazos, bailaron, se  divirtieron con música y animación.

Entre los misioneros fue muy fuerte el compartir en las vivencias cotidianas, tanto en la organización de las tareas, como en el compromiso con las actividades pastorales.

Ahora,  cada uno regresa a sus grupos y comunidades con el corazón lleno de deseos e impulsos misioneros, para continuar animando a otros en sus lugares. Todos llamados a ser “pueblo con corazón redentor”.