Inspiración de la creación de la Orden

Mendoza, 1° de agosto de 2023

Estimados hermanos y hermanas:

     Una vez más me acerco a ustedes en estas fechas tan significativas para nuestras comunidades. Compartimos este sentir todos los que un día fuimos cautivados de manera especial por esta historia de Merced que Dios fue gestando en el entramado de la vida, para abrir caminos de libertad entre los más vulnerables de su Pueblo. 

     Nos conmueve un amor con entrañas de Misericordia que, en una época determinada, sale al encuentro de los heridos por las luchas entre quienes pretenden detentar el poder hegemónico. Estas intentan imponer un sistema de vida como pensamiento único, usando la religión para sus mezquinos intereses. 

     Nos conmueve también, la fe inquebrantable de hombres y mujeres que traspasaron los límites geográficos e ideológicos para ir al encuentro del Dios que vive en el humano corazón de cada hermano. Incluso, hombres y mujeres que sin moverse de su lugar y convencidos de sus ideales, hicieron posible un ambiente más humano, cuidando la sagrada dignidad con la cual todos -sin excepción- hemos sido creados.

            El tiempo fue transcurriendo, presentándonos distintos escenarios y nuevos libretos que dejaron sus luces y sus sombras. Hoy donde ya no existen fronteras geográficas y el único límite que se impone es a lo Trascendente; donde nuevas e luminadoras ideologías se presentan como progresistas y son más dogmática y fundamentalistas que las que sienten son sus enemigas; y  donde el dios Dinero se constituye como centro de la vida humana destruyendo al hombre y la sagrada Casa Común que Dios creó para que todos sus habitantes fueran felices y fecundos, han dejado  muchos más heridos en el camino que en los tiempos pasados. Nuevos cautivos, sin cadenas ni dueños visibles, que vagan por las ciudades y distintos rincones del mundo en busca de una esperanza que de sentido a sus vidas.

     El próximo 10 de agosto cumpliremos 805 años de fundación y la Merced seguirá de pie como signo visible del Amor Trinitario, que abraza sin condiciones la humanidad herida. Un amor que devuelve la esperanza de que es posible volver a nacer y ,en Aquel que lo hace posible, hacer nuevas todas las cosas.

    Ustedes hermanos y hermanas, que han asumido este llamado de ser Merced desde distintas vocaciones, iluminan el camino de quienes han perdido el rumbo y se encuentran en su noche oscura. Son la voz de aquella mujer (María) que en la noche del 1 al 2 de agosto alentó a Nolasco, despertando sus ojos para ver que no todo estaba perdido y aún tenía mucho para dar y por hacer.

     Así lo atestiguan las distintas comunidades fraternas y las tareas que, en misión compartida, asumen el Evangelio desde la perspectiva de Jesús, amigo, hermano, goél, Redentor del hombre; predicando la Buena Noticia; con la pedagogía de la escucha, de la visita, del buen samaritano o de la redención, de la hospitalidad o de la misericordia:

  • En los proyectos sociales, donde no hay recetas o vademécum para cada caso, porque la vida se recibe así como viene y los procesos llevan sus propios tiempos.
  • En las comunidades parroquiales o conventuales, que se entienden a sí mismas no como una casa de muros impermeables, sino como tienda de campaña; lugar del encuentro con la vida, hospital que sana y cura, suscitando esperanza.
  • En las comunidades educativas que han descubierto la educación en clave pastoral, en aprendizaje y servicio. Allí preparan a los jóvenes y a todos los demás actores que en ella participan, con una mirada crítica y una actitud transformadora de la realidad; una educación decididamente en salida y al encuentro con otros distintos que buscan el mismo fin: construir un mundo de hermanos donde las diferencias sean la mayor riqueza.
  • En la labor del campo, que en una sociedad capitalista y mercantilista, va contra corriente; protegiendo los dones regalados por la madre tierra nos regala, cuidando a quienes la habitan y trabajan, procurando distintas posibilidades para una economía sustentable que llegue a los más pequeños y sostenga la labor en cada una de nuestras casas y aún más allá de ellas.
  • En los equipos administrativos y distintas asesorías, que, atestiguando el Evangelio con corazón de Merced, enfrentan día a día las vicisitudes de su oficio con identidad y espíritu mercedario. Todos en la misma línea, unidos por el bien de los que sabemos, son los interlocutores, movilizadores y hacedores últimos, en el mismo camino que juntos recorremos.

Mi agradecimiento a todos ustedes y de manera especial, en este tiempo de misión que termina, a los grupos misioneros que han sido testimonio y un signo contundente de esperanza, alegría y conversión, afianzando cada vez más el saber que la Merced somos todos. Mi sentido aprecio y admiración  por los jóvenes y adultos de Tucumán que realizaron la mega misión en su propia comunidad, por los jóvenes y adultos de todas las comunidades de la Provincia que llevaron adelante la Semana de Trabajo Mercedario en Córdoba Capital, por los jóvenes y adultos, argentinos y paraguayos, quienes realizaron la misión en las comunidades de Fortaleza y Nueva Esperanza, Paraguay, lugar donde van consolidando nuestro deseo de regresar algún día a aquellas tierras, corazón de América del Sur.

Estas celebraciones que comienzan con la Descensión de la Virgen y nos conducen hacia su fiesta mayor el 24 de septiembre, remueven nuestro compromiso. Le pido a Nuestra Madre de la Merced de manera especial por la salud de todos aquellos que luchan con su enfermedad y nos fortalecen con su oración, entrega y legado. Elevo mi oración por todos los laicos y religiosos que desde el cielo nos cuidan y protegen con su testimonio en vida e intercesión junto al Padre hoy.

     El Señor les bendiga, Nuestra Madre colme sus corazones de fortaleza y Nolasco ilumine nuestros pasos, para seguir colaborando con el bien de la iglesia y del mundo.

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FR Ricardo A. R. Guzzo

Superior Provincial

Argentina