San Cayetano, ¡ruega por nosotros!

San Cayetano es muy querido y venerado en todo nuestro país. Su devoción llega a sudamérica de la mano de la Beata Mama Antula en el año 1793.

En todas nuestras casas y presencias mercedarias cada 7 de agosto se celebran misas y procesiones en honor del santo patrono del pan y  del trabajo. Y la Basílica de la Merced en la ciudad de Córdoba se ha convertido con los años en un importante centro de referencia para esta fiesta.

Desde muy temprano en la mañana, los fieles llegan al encuentro de la imagen de San Cayetano, para pedir y para agradecer. Son parte de la multitud de creyentes que durante esta jornada participan de las sucesivas misas en muchos horarios; la procesión y misa central por la tarde, con adoración eucarística y bendiciones durante todo el día.

El templo permanece con las puertas abiertas, se dispone un lugar especial en el atrio. Un cordial equipo de acogida recibe a los peregrinos con alegría y familiaridad,  le dan la bienvenida y ofrecen la información necesaria.

Por momentos se forman largas filas para tomar gracia del santo, y a veces con oraciones, en silencio o con música, cada uno aguarda el momento de encuentro con la imagen este hombre que se caracterizó por su modo particular de ayuda a los pobres y enfermos de su tiempo, y que la Iglesia canonizó en 1671.

Para la familia mercedaria, la realidad de la cultura del trabajo, y especialmente quienes se encuentran excluidas de ella,  son parte de las opciones prioritarias provinciales, al tratarse de una situación de vulnerabilidad, de una experiencia de cautividad donde la fe y la libertad pueden verse amenazadas.

Misión en salida

También los jóvenes mercedarios de la Basílica de la Merced y del León XIII realizaron el sábado anterior una misión intercomunitaria. Como fruto de la Semana de Trabajo Mercedario, se hicieron presente para celebrar a San Cayetano en Barrio Bajo Yapeyú, comunidad a la que acompañan pastoralmente.  La procesión recorrió las calles en horas de la tarde, se invitó a los vecinos puerta por puerta y se bendijo los hogares.

En este día con afecto y confianza, pedimos la intercesión de San Cayetano. Como reza su oración, le decimos: «amigo de los necesitados y consuelo de los afligidos, patrono del trabajo y la providencia», ¡ruega por nosotros!