En el día en que se celebra la vida y el legado del misionero mercedario Fray Bartolomé Poggio, monseñor Roberto “Chobi” Álvarez habló sobre la importancia de su ejemplo de servicio, y animó a pedir su protección en momentos de dificultad.
El pasado 23 de noviembre, y a través de un video mensaje, el obispo electo de la nueva Diócesis de Rawson repasó la vida de entrega del beato de la Orden de la Merced que es considerado protomártir de la Patagonia.
“Bartolomé fue alguien que vino de afuera como tantos otros, que reconocen ese afuera en sus papás o en sus abuelos. Vino para servir, no para servirse ni de esta tierra ni de la gente. Vino para acompañar y, por razones históricas, terminó acorralado y muerto mientras celebraba la misa. Queremos pedirle a Bartolomeo que todos los que se sienten solos, todos los que se sienten amenazados, puedan clamar al cielo para que él los ayude y para que nadie más pase lo que él pasó.
Al recordarlo en este día, cómo no decirle en alguna situación de miedo o soledad: Padre Bartolomeo, ayúdenos. Padre Bartolomeo protéjanos Porque eso es lo que hace Bartolomeo. Él no quiere que nadie sufra lo que él sufrió. Como las mamás, que le evitan los sufrimientos a su hijos, que si han tenido algún peligro, algún dolor, alguna enfermedad, intentan que no la pasen los que quieren. Bartolomeo desde el cielo hace lo mismo: nos ayuda a no pasar ese miedo, ese dolor, esa angustia, cuando en el afuera –cualquiera sea ese afuera- hay violencia, hay rencor, hay bronca, hay deseos de hacernos daño.
Cada vez que tengamos un miedo en el corazón, cada vez que sintamos encierro, cada vez que ofateemos el peligro, digamos, ¡Bartolomeo, ayudanos».
“Hasta dar la vida”
Bartolomeo Poggio nació en Italia en 1768 y, siendo un niño, viajó con sus padres al actual territorio argentino.
Una vez instalado en Buenos Aires, decidió ingresar en la Orden de la Merced, luego de lo cual fue ordenado sacerdote en la ciudad de Córdoba, el 26 de mayo de 1799.
Al siguiente año fue destinado a la Patagonia, como capellán en el Fuerte y Puerto de San José de la Candelaria, en la actual provincia Chubut.
Desarrolló su tarea apostólica durante diez años en aquella región de la Península de Valdés, hasta entregar su vida, cuando fue incendiada la capilla en la que estaba celebrando misa. En este hecho, ocurrido el 7 de agosto de 1810 y en el que Bartolomeo falleció martirizado, murieron también 15 personas y otras fueron esclavizadas. Desde entonces, la Orden de la Merced celebra su vida cada 23 de noviembre.
El beato mercedario fray Bartolomé Poggio es muy querido en las comunidades patagónicas y su ejemplo de vida, de servicio, pobreza y entrega misionera ha sido reconocido mediante la imposición de su nombre a diferentes barrios, plazas, centros barriales de ayuda social y lugares de culto.
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