Hermandad mercedaria con Mama Antula

Como familia de la Merced en Argentina, celebramos con alegría y orgullo la historia que une a María Antonia de Paz y Figueroa, “Mama Antula”, con los frailes del siglo XVIII. El trabajo conjunto se expresó en distintas formas de colaboración, como la predicación de los padres mercedarios en tandas de ejercicios espirituales que ella organizaba en distintos lugares, y se formalizó canónicamente con el documento de la Carta de Hermandad.

El 28 de julio de 1773 la Orden de la Merced en Argentina le otorgó la “Carta de Hermandad de la Primera Orden” a María Antonia de Paz y Figueroa y a sus primeras compañeras. Con el aval de esta carta de hermandad mercedaria y la de los padres jesuitas, Mama Antula pudo presentarse para pedir licencia eclesiástica al obispo del Tucuman.

¿Qué son las Cartas de Hermandad?

Las Cartas de Hermandad fueron muy comunes en la Iglesia desde el siglo IX. Con el tiempo, tomaron diversos modelos conforme al momento histórico. Estas “alianzas” solían darse entre los monasterios y alguna familia o grupos familiares, con otros monasterios y hasta comunidades enteras. También podían concertarse con sacerdotes y fieles particulares. Desde siempre expresaron la búsqueda de ser familia, de vivir la unidad de espíritu y de establecer lazos de caridad y asistencia mutua. Especialmente las Cartas de Hermandad representaron uniones espirituales de oraciones y sufragios. 

Mama Antula y la Merced en Argentina

Primer ícono de Mama Antula santa, creado por el p. Eduardo Pérez del Lago

Fray Carlos Gómez nos ayuda a profundizar en el significado del patrocinio que la próxima santa santiagueña recibió de los padres mercedarios:

“Hace un tiempo Cintia Suarez, gran devota e investigadora de la vida de Mama Antula, me preguntaba sobre la relación con los mercedarios, y cómo es que ella tenía la Carta de Hermandad siendo de espiritualidad jesuítica.

Y es volver de alguna manera a las fuentes de la espiritualidad mercedaria, porque ya desde el comienzo de la Orden las mujeres tuvieron un rol protagónico, siempre al lado de los frailes, siempre juntos en la tarea de la redención.

Por eso no es de extrañar al ver a esta mujer fuerte y llena de fe que quiere llevar a Jesús a todos, al encuentro personal con Jesús y de compromiso con los hermanos, que los mercedarios no solo la apoyen sino que estén presente en todo su caminar. Y darle la Carta de Hermandad es hacer propio este camino, donde las mujeres cumplen un rol fundamental en el camino de la fe encarnada y comprometida.

Para los tiempos que corrían, el aval de la Orden de la Merced le ayuda a poder poner en práctica su vocación y el llamado de Dios, por eso es que los mercedarios son capaces de compartir con ella y prestarle servicio en todo lo que sea necesario.

Porque la carta de hermandad es precisamente ese sentirla y sentirse parte de la familia mercedaria, recordando a María de la Merced, mujer fuerte y decidida, que sabe de peligros y problemas, pero que sabe caminar con paso firme y convencida, que con Nolasco, sembradores de esperanza y libertad. Y allí Mama Antula es ejemplo de vida y compromiso.

Así como ella, muchos comparten este camino de la Merced a lo largo de los tiempos, hoy también se sigue dando Carta de Hermandad, un camino de acompañamiento y compromiso redentor”.