¡Gracias Colonia Sonrisa de Elefante!

A pocos días de haber dicho ¡hasta el año que vieneeee!, los estudiantes de los Institutos San Pedro Nolasco de CABA y Padre Márquez de Ranelagh que participaron de la edición número 30 en la Colonia Sonrisa de Elefante, ponen en común sus experiencias, aprendizajes y sentimientos.

Algunos se reúnen para conversar mate de por medio, otros acercan sus testimonios vía whatsapp, pero cada uno con la intención de compartir y atesorar con memoria agradecida, todo lo vivido:

¿Por qué se sumaron a Sonrisa?

-“A mí me animó un amigo. Me dijo que estaba bueno, que era como unas vacaciones con amigos. Después, cuando llegué a casa, charlando con mi mamá me di cuenta que estaba asumiendo un gran compromiso. Y ahora no podría estar más contento por la decisión que tomé”.

– “Me sumé al proyecto para poder conocer más gente, aprender de los que ya tienen experiencia y mejorar formas para comunicarme y contener a otros. También fue una oportunidad para salir de la burbuja y conocer otras realidades”

 -“En mi caso soy de una “familia coloniera”,  así que sí, desde siempre supe que me iba a sumar. Aunque ya sabía que iba a ser parte de la Colonia, en realidad no sabía si iba a lograr a ser lo que mi familia fue. Pero te das cuenta que no sos igual a ellos. Sos un coloniero diferente, con los mismos valores pero con  tu propio modo de ser”.

¿Qué sentiste después de prepararte durante todo el año en el momento en que se abrió el portón y por fin te encontraste con los nenes?

-“El primer día sentí nervios y estaba un poco serio frente a los nenes. Pero al pasar el tiempo me fui adaptando con la ayuda de mi grupo”.

– “Cuando en los talleres te dicen que ese momento es muy especial y cuánto te moviliza, pensás: Debe de ser una exageración. Debe de ser muy lindo pero no creo que sea para tanto. Sin embargo, cuando estás ahí te das cuenta que es relindo el sentimiento de formar parte de este proyecto que tanto significa para ellos”.

-“El primer día y los siguientes dos se me ponían los pelos de punta y no podía creer que después de todo el año trabajando estaba ahí en la colonia”

Siempre que se habla de la Colonia Sonrisa de Elefante quienes forman parte de ella sostienen “Es algo que no se puede describir. Tenés que vivirlo”. La experiencia del encuentro, el poner el corazón y la acción en clave de Merced, el espíritu de acogida, la certeza de que “jugar es cosa seria” van dando pistas de las vivencias compartidas.

¿Cómo le contarían a quienes no saben nada del proyecto qué es Sonrisa desde su experiencia personal?

-“Es más que una Colonia de vacaciones. Sonrisa es un estilo de vida. Se vive todo el año, es jugarse por el otro sin tener idea de quién es, es vivir dando tu cien por ciento. Sonrisa te atraviesa y te cambia la vida. Te dan ganas de vivir como se vive en Sonrisa todos los días”.

 -“Es familia. Comenzás conviviendo diez días con gente que no conoces. Gente con diferentes costumbres, distintas historias, pero con los mismos valores que con el pasar de los días se van convirtiendo en parte importante de tu vida, en familia”.

 -“Es un antes y un después. Vos convivís con 100 personas que no conocés durante diez días, lejos de tu familia, lejos de tus amigos. Pero volvés con una cabeza totalmente diferente. En estos días 20 nenes te enseñan un montón de cosas que en todo el año no aprendiste”.

-“Sonrisa te permite ser tu mejor versión. La más sincera. Por eso se hace tan fácil relacionarse con el otro. Porque es la versión más pura de cada uno de los que estamos ahí. Cada uno está predispuesto a dar lo mejor de sí, a conocer al otro, a escuchar, a acompañar. Es relindo sentirse parte de un proyecto que te abraza tanto”.

-“No sólo sos un profe que va a hacer divertir a un niño. Te divertís vos, porque te volvés a sentir un niño. Sabemos que jugar es cosa seria, y se nota. En mi primera colonia fui con nervios. Sabiendo lo que iba a hacer pero con muchos nervios. Me divertí un montón. Todo el año esperando a que vuelva a ser febrero”.

-“Lo increíble es que, aunque vayas con amigos, los conocés de un modo diferente. Y lo mismo pasa con vos mismo. Empezás a conocer mucho más de vos. Sonrisa te permite ser vos mismo, sin ningún tipo de filtro, sin ningún tipo de máscara. Esto no te pasa en otro lugar”.

En este diálogo acompañado por las directoras de pastoral de los dos coles, vuelven al corazón experiencias de la Colonia, que para algunos es la primera, y para otros la segunda o hasta la tercera. Va circulando el mate, surgen las risas espontáneas. Agustín, Mara, Bruno, Martina, Ignacio, Lucía, Joaco, Sol, Santino y Mili representan a todos los colonieros . Algunos comentan más, pero todos asienten con una sonrisa porque coinciden en lo que piensan y sienten. Siguen surgiendo las preguntas, y las respuestas no se hacen esperar:

Muchos dicen “aprendí cosas” ¿Qué cosas no sabían que estaban en ustedes y las descubrieron compartiendo con otros estos días?

-“Primero que nada a ser “un profe coloniero”. A dirigir un juego, a cantar. A tener una escucha más presente, a convivir, a ponernos de acuerdo. A confiar en nosotros mismos. Es un gran aprendizaje animarse a “ser vos mismo”. Animarte a conocerte. En lo cotidiano no es habitual parar y preguntarnos: “Como me sentí hoy?”. Los tiempos de espiritualidad nos dan las herramientas para poder hacer esto”.

-“Yo descubrí el valor de la pregunta. “¿Cómo estás? ¿Qué te pasa?”

-“Aprendés el valor de las pequeñas cosas. El valor del abrazo. De las palabras que acercan. Aprendés a aceptar los cambios, lo que se sale de mi control. Disfrutar de lo imprevisto si se está compartiendo”.

¿Qué es lo que más se extraña de Sonrisa?

-“Jugar con los nenes. Sus comentarios random. La capacidad de seguir teniendo energía aunque creas que ya no podés más. La forma en que los nenes están pendientes de nosotros y se preocupan si no nos ven”.

-“Todo, el ambiente los amigos los chicos los cordis la comida, todo.”

-“¡Los abrazos! Que vengan todo el tiempo y te abracen. Y que haya tanta gente pendiente de vos, si comiste, si te hidratante, si te sentis bien.”

Este año alumnos, egresados y docentes celebraron junto a autoridades de los colegios y de la Orden de la Merced. Fue tiempo de encuentros y de agradecer por cada año, por tantas personas que fueron y son SONRISA. Cada uno se reencontró con los motivos más profundos de entrega y servicio, un tiempo para reencontrarse también con Jesús y renovar la respuesta a su invitación a “jugar y compartir la vida con sus preferidos, los más pequeños.
¡Seguimos dejando HUELLAS!