Comunidad redentora en salida

“En servicio y oración caminemos donde Cristo está Cautivo”, fue el lema que animó este año la nueva edición de la Carpa Misionera. Durante un fin de semana de bajas temperaturas la familia mercedaria tucumana ofreció su cercanía y apertura en misión compartida. 

Desde la Parroquia San Pedro Nolasco de Tucumán nos comparten el testimonio de la comunidad:  

“Este año armamos la Carpa Misionera en el Barrio Capitán Giachino. Las comunidades de las capillas de Cristo Redentor y de Niño Jesús fueron las encargadas de coordinar las múltiples actividades y los detalles que implica la instalación de la carpa. 

Fray José Luis Mercado Morales, junto a la comunidad religiosa nos convoca permanentemente a sostener la vocación misionera. Niños, jóvenes y adultos nos encomendamos a María de La Merced y Pedro Nolasco para llevar la Palabra y ser portadores de esperanza.

Una vez más María de la Merced, Redentora de cautivos recorrió las calles de nuestros barrios, renovando la fe y devoción y animándonos a ofrecernos, sin temor, al servicio de los que sufren, de «los desamparados, los pequeños, los que no cuentan». 

La presencia diaria de nuestra Madre, de Pedro Nolasco y de Jesús de la Divina Misericordia recorriendo las casas de los vecinos, permitió la cercanía y la preparación para la celebración de la Eucaristía al cierre de cada jornada.

Gracias a todos los que colaboraron y gracias a cada vecino que nos permitieron compartir la alegría de sentirnos hermanos en Cristo.

 ¿En qué consiste la Carpa Misionera?

 La Parroquia San Pedro Nolasco planifica dos carpas misioneras al año, que se instalan en las calles de los barrios de la jurisdicción.

Durante las tres jornadas, se generan distintos espacios para compartir con los vecinos, charlas de Bautismo, talleres de reciclado y de huerta; taller de la Pastoral de Duelo y el Taller Bíblico. Mientras tanto los jóvenes hacen los esquinazos de la mano de María de La Merced, y junto a los adultos y al grupo Divina Misericordia visitamos las casas para llevar la Palabra. Al final del día celebramos la Santa Misa, y como siempre la guitarreada o el fogón que amenizan el cierre.

La organización también implica preparar la comida, desayunos, meriendas y obviamente el agua lista para llenar los termos para el mate, compañero infaltable de cada momento.

“Ni el frío, ni la lluvia nos paró para ser instrumento del Señor”, fue alguna de las frases que se escucharon y eso evidencia  la alegría  y la emoción de haber vivido días de entrega, oración y la fuerza de lo compartido con las familias del barrio.

¡Hasta la próxima carpa misionera!