Desde República Dominicana conocemos el servicio de Fundación La Merced contra el trabajo infantil. Profundizamos en su misión junto al padre Tomás García, sacerdote de la Orden de la Merced y presidente de la organización.
Fundación La Merced, pertenece a la Orden de la Merced y a la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe del distrito Las Caobas. Fue creada en el año 2010 con el objetivo principal de erradicar el trabajo infantil de los niños que operan como limpiabotas y niñas que realizan trabajo doméstico de la zona de Santo Domingo Oeste.
Despliega diversos programas que se desarrollan en las áreas de educación, salud, asistencia legal, socio-familiar, recreación. Estos espacios se llevan a cabo con el apoyo de varias empresas e instituciones y por un gran equipo de voluntarios.
La misión de Fundación La Merced es “Prevenir y erradicar el trabajo infantil, la explotación doméstica o sexual comercial de los Niños, Niñas y Adolescentes acompañándolos y capacitándolos para que adquieran una educación integral a través de los valores de la Congregación Mercedaria que les permita contribuir al desarrollo de una sociedad libre, justa y solidaria”.
Recibimos con orgullo e inspiración la palabra del padre Tomás para la familia mercedaria de Argentina:
“Saludos y bendiciones a toda la Provincia Mercedaria Argentina, hoy en el día mundial contra el trabajo infantil.
A nosotros nos gusta decir más que en contra, que trabajamos para construir comunidades libres de trabajo infantil.
Este proyecto surge en un almuerzo de Navidad después de que una catequista reunía cada año a 100 lustrabotas y descubrimos con dolor que muchos de esos niños no iban a la escuela. No podían disfrutar de su infancia y de su niñez.Ahí fue cuando nos pusimos manos a la obra junto a la pastoral juvenil y algunos grupos de la parroquia.
Después se sumaron las mercedarias en el 2012 y eso hizo que la fundación pudiera integrar, visibilizar, acompañar a las niñas. Porque a muchas de ellas no se las ve en semáforos ni en las las esquinas de las calles trabajando, pero sí en los hogares cuidando de sus hermanitos, haciendo de mamás, dejando de ir a la escuela y sufriendo cantidad de abusos.
De las experiencias más hermosas en todo este tiempo de servicio, destaco la solidaridad entre las familias, entre los niños y también del pueblo dominicano que gracias a la fe nos ha hecho transformar lo que era un sueño, una utopía, en una realidad. Hoy contamos con un lugar de más de 4000 metros cuadrados donde cada día, cada niño, cada niña, sus familias pueden contar con un espacio que les proteja, donde alimentar los sueños, donde aprender jugando, donde poder ser niños… Como familia mercedaria creo que esto es un regalo.
El trabajo infantil es una realidad que nos trastoca el corazón y nos llena de dolor y de impotencia. Muchas veces vamos viendo que damos dos pasos para adelante y cuatro para atrás, porque hemos ido descubriendo que el trabajo infantil necesita una respuesta integral, desde la comunidad desde la familia y desde el niño. Pero contamos con la ilusión, esa vocación de servicio a la libertad que está presente con un equipo de colaboradores de cerca de 100 personas. Juntos vamos acompañando a más de 600 niños y más de 100 adolescentes y jóvenes de 14 a 24 años, porque también ellos necesitan esa mano amiga de la familia mercedaria que los impulse y nos impulse a todos a construir un presente y un futuro lleno de esperanza.
En este día nos tiene que renovar la ilusión, que aunar esfuerzos como familia para que nuestra mirada -siempre desde la mirada de Jesús- esté atenta a todo lo que suceda a nuestro alrededor, especialmente a los niños y niñas que posiblemente a esta hora están trabajando o estén en la calle o están en un hogar trabajando y dejando de ser niños. Y cómo desde el espíritu de nuestro fundador Nolasco nos impulsa a buscarlos, a acogerlos, a acompañarlos y a impulsarles en un futuro y en un presente mejor”.
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