Entre los días 3 y 13 de junio, frailes mercedarios se hicieron presentes en las comunidades paraguayas de Fortaleza y Nueva Esperanza. Como desde hace tres años la presencia misionera de La Merced acompaña la vida de las personas que allí habitan.
El padre Matías Ledesma nos comparte lo vivido en estos días y el testimonio de lo que la misión genera en su vida de joven religioso de la Orden de La Merced.
“Durante estos días, junto a los hermanos Roque y Charly estuvimos visitando las comunidades de misión, en la capilla Inmaculado Corazón de María en Fortaleza y en la capilla de la Virgen del Carmen en Nueva Esperanza.
En esta oportunidad la visita es para preparar el corazón en vistas a la próxima misión del mes de julio que se va a realizar entre el 5 y el 22 en las dos comunidades, la primera semana en una y la otra en la restante.
Estos días nos reunimos con los referentes de grupos. Queríamos encontrarnos porque desde marzo que no veníamos, para escucharlos, saber cómo están, cómo sigue su camino de fe en comunidad. Les comunicamos los días en que estaremos en julio y empezamos a pensar juntos las visitas a las casas, las celebraciones eucarísticas, los recorridos por el barrio. Habitualmente visitamos a los enfermos del barrio y celebramos el sacramento de la Unción, si es que lo requieren las personas y la comunidad.
Como siempre, fuimos recibidos fraternalmente, con mucha disponibilidad tanto de los referentes como de todas las personas que participan de las celebraciones de la misa.
Además de los aspectos de preparación de la misión de julio, también tuvimos la Gracia de estar presentes y acompañar la fiesta patronal del Inmaculado Corazón de María, con algunas visitas también, y especialmente con el compartir y la escucha fraterna. Es inspirador saber que son pocos y cada uno ofrece lo mejor, aún con sus situaciones familiares, ponen todo para celebrar la fiesta de la capilla.
El sábado 8 llegó el superior provincial, padre Ricardo, para ver cómo va el proceso y de qué manera podemos seguir analizando, pensando, soñando cómo seguir nuestra misión en Paraguay.
Estamos en un tiempo muy especial, cerrando un ciclo de misión. A mí me tocó acompañar este espacio con el Hno. Marcelo. Desde que pisé suelo guaraní, siempre sentí que el carisma de La Merced ya estaba presente.
Cuando revisamos la historia conocemos que los mercedarios hemos pasado por diferentes lugares y hemos dejado nuestro legado. Y como sacerdote me ha tocado aprender mucho en este hermoso país que me ha recibido con el corazón de las personas abierto. Me han enseñado a dar el primer paso, más allá de la comunidad en la que estoy en Argentina, que es en Ranelagh, Buenos Aires.
Y a este servicio lo he abrazado también con mis dificultades y desde mi falta de experiencia. Como joven sacerdote fui aprendiendo muchas cuestiones , más allá de traerles algo, de enseñarles algo, yo he aprendido mucho de ellos.
Puedo ser repetitivo, pero siempre cuento las experiencias que he tenido acá. La primera vez que vine en el año 2022,llegué a una de las capillas y lo primero que ví en su humildad fue a gente que nos recibía con un caluroso abrazo, preguntándonos de dónde éramos, cómo era esto de ser mercedarios.
Después en el momento de celebrar la Eucaristía, al comienzo en el momento de la prédica les pregunto ¿cómo están? y todos respondieron con voz fuerte, desde los niños hasta los más grandes ¡hoy padre nos sentimos bendecidos!
Y ese sentirse bendecidos es algo muy fuerte, porque como a todos, que muchas veces tenemos necesidades, a muchos de ellos les falta para llegar a fin de mes, pero aún así ellos se sentían bendecidos.
Y eso me quedó en mi memoria, en mi corazón sobretodo. Siempre lo cuento,lo comparto: que no hace falta tener muchas cosas para sentirnos amados, queridos por Dios. Simplemente es ser feliz y agradecer lo que tenemos, lo que Dios nos da en nuestra vida y los momentos compartidos.
Por eso los momentos compartidos los voy guardando en el corazón.También es un año importante para nuestra Orden, porque se va cerrando un ciclo. Estamos cercanos al próximo Capítulo Provincial y ahí se verá cómo continuará nuestra misión en Paraguay, cómo seguiremos.
Por ahora puedo agradecer y saber que nuestro carisma, la visita, la redención, poder acercarse al otro así tal cual es, -como dice Francisco, abrazar la vida como viene-, hoy me toca eso y estoy muy agradecido a Dios.
Agradezco a Dios la posibilidad de haber conocido a tantas personas en estos años, poder acercarme a tantas realidades de las diferentes comunidades. En cada visita hemos compartido también con el cura párroco que siempre nos dio la posibilidad de seguir caminando con la misión. Agradecer a Dios, a las personas que también hacen posible esto, sabiendo de las dificultades económicas en Argentina y Paraguay, esto es algo que lo puedes palpar y reconocer cuando nos encontramos con cada uno.
Quiero pedirle a las personas que van a leer esto que lo compartan, decirles gracias y pedirles que recen por nosotros, por las personas, por esta misión en Paraguay.
En julio, también van a participar laicos. Lorena de Ranelagh y Lucas y Daniel de Tucumán. Ellos ya han misionado el año pasado y este año están trabajando cada uno en sus comunidades para poder acercarse a esta misión. Y ya estamos cerca, así que también pedimos rezar por ellos que van a compartir la misión con los frailes y con la gente de las comunidades.
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