La comunidad educativa del Instituto San Pedro Pascual en Ranelagh visita a los adultos mayores de la residencia “La Casa del Abuelo” desde hace más de diez años. El proyecto involucra a estudiantes de 1° a 6° año del Nivel Primario junto a docentes curriculares y extracurriculares.
Destacamos esta iniciativa de aprendizaje y servicio en un día que se propone a nivel global reflexionar sobre el maltrato en la ancianidad: la Organización Mundial de la Salud estima que entre el 4% y el 6% de las personas mayores han sufrido alguna forma de abuso y maltrato, ya sea físico, financiero o emocional. Por eso se proclama el 15 de junio como Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez.
Anabel Pérez, Directora del Instituto San Pedro Pascual nos cuenta cómo surgió la idea, de qué manera fue creciendo e involucrando a muchos y cuánto se recrea cada año este proyecto que genera profundos y trascendentes lazos de cariño, respeto y aprendizaje.
“Este proyecto surgió de la iniciativa del equipo directivo luego de participar de un Encuentro de CEIs donde conocimos a una referente de CLAYSS (Centro Latinoamericano para el Aprendizaje y Servicio Solidario) quien nos brindó un taller para acercarnos al marco teórico y formulación de proyectos en clave de Pedagogía de la Solidaridad. Desde ese espacio de formación que generó la inquietud de indagar qué es el Aprendizaje y Servicio Solidario (AySS) se propuso al equipo docente reflexionar en torno a los principios del AySS y buscar en nuestro entorno por fuera de la comunidad escolar un ámbito de necesidad al cual pudiéramos conocer para relevar necesidades y promover una propuesta solidaria desde la escuela.
Del equipo docente surgió la propuesta de visitar una residencia de adultos mayores y se solicitó a la pastoral de la salud de la Parroquia Nuestra Señora de la Merced que nos orientara sobre las instituciones de la zona que nos pudiera abrir las puertas para acercarnos y compartir inquietudes y necesidades con alumnos de 6to año del Nivel Primario. De esta manera llegamos a la “Casa del Abuelo”. El primer paso fue gestionar el contacto con la encargada de la residencia para explicarle la iniciativa que estaba surgiendo en la escuela. La propuesta de acercarnos y visitar a los residentes generó importantes expectativas para ambas instituciones. Esas expectativas se fueron transformando en acciones concretas donde aprendimos que no solo brindar nuestro tiempo para la visita nos generaba alegría sino que el compartir con los residentes su disposición a recibirnos nos llenaba y llena el corazón de miradas agradecidas y abrazos de cariño.
Algunos de los objetivos del servicio son: crecer en conciencia de un nosotros más allá del entorno escolar y observar necesidades para planificar posibles transformaciones de la realidad. Vivenciar la experiencia de una Iglesia en salida acercándonos a los adultos mayores y personas que los cuidan para compartir el valor mercedario de la fraternidad. Favorecer a partir del encuentro intergeneracional la concientización y sensibilidad hacia adultos mayores que se encuentran atravesando la etapa de la vejez de manera institucionalizada por diversas causas.
Las actividades que realizamos son: armado de la agenda de las 18 visitas que hacemos en el año con juegos y danzas acorde a las posibilidades, canciones tradicionales, pequeñas obras de teatro o escenificaciones, entrega de rosarios y estampas de Nuestra Madre María para aquellos que son devotos y esperan compartir una oración, juegos de mesa, mandalas para pintar, manicura y muchas otras propuestas.
Es importante destacar que el proyecto promueve la reciprocidad. Por tal motivo invitamos a los residentes a visitarnos en la escuela para celebrar el Día de la Tradición. Ese día la escuela se viste de fiesta, con mucha ternura decimos; “los abuelos nos visitan”. Ese día compartimos la merienda armando una mesa larga, larga en el patio y entre Zamba y Chacarera pasamos la tarde, en algunas ocasiones algún residente recita o canta y todos pasamos un momento agradecido por tanta vida compartida.
A veces pasa que algunas familias son reticentes a dejar ir a sus hijos a la residencia porque también hay prejuicios ante la vejez que prácticamente está invisibilizada en una sociedad que intenta mostrarse siempre joven. Acercarse a los adultos mayores requiere de mucha generosidad para tenerles paciencia en su movilidad, comprenderlos porque no siempre se entiende lo que dicen u observar sus limitaciones físicas como consecuencia de algún deterioro neurológico.
Los niños son maravillosos porque traspasan esas barreras cuando se acercan con un cuento, un juego o una canción y los abuelos nos dan uno de los regalos más valiosos que se pueden recibir: sonrisas enormes y abrazos muy fuertes deseándonos que los tengamos presentes y volvamos a visitarlos.
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