El Maestro General de la Orden de la Merced, Fr. Leoncio Osvaldo Vivar Martínez viajó a Córdoba para presidir el 40° Capítulo de la Provincia Mercedaria Argentina. En la jornada del lunes 11 de noviembre, dirigió su discurso de inauguración del presente Capítulo. En su mensaje expresó profundas palabras para animar los modos de participar en esta asamblea de discernimiento en el Espíritu.
“En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, nos congregamos en esta Casa de Espiritualidad León XIII, para la realización del CL capítulo Provincial de la Provincia de Argentina, con el lema: Inter-Ministerialidad Redentora – ¿Dónde está tu hermano? (Gén. 4, 9-10), con el fin de compartir la vida fraterna y las experiencia de la vida apostólica que se han llevado a cabo durante el período administrativo 2021-2024, y reprogramar el proyecto comunitario de vida para la próxima administración 2024-2027.
Les invito a vivir este tiempo del capítulo como un tiempo de gracia. Como un tiempo del Espíritu Santo, como un verdadero Kairós, como un tiempo de Dios.
Llenos de fe y esperanza, pidamos al Señor, para que con su providencia divina, nos acompañe, e ilumine nuestra mente y corazón para que en todo momento podamos descubrir su voluntad en bien de la Provincia, de la Orden y de la Iglesia en general. Que efectivamente este acontecimiento que vamos a vivir se dimensione en forma Pascual. Que, como los discípulos de Emaús, podamos sentir arder el corazón advirtiendo su compañía, y podamos invitarle a permanecer con nosotros diciéndole: “quédate con nosotros porque ya es tarde y el día se acaba”. Con la certeza de que Él acepta la invitación: “Él entró y se quedó con ellos. Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición: luego, lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron… Y se decían: “¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?” (Cf Lc. 24, 13-35).
Si, sólo su presencia puede ayudar a superar los miedos, los temores y las sombras; porque Él es, y será siempre la luz y la esperanza. Les exhorto a que en este capítulo, nos dejemos tocar por su gracia divina ya que, solo así, podremos descubrir en todo momento su santa voluntad. Hagamos que en realidad valga la pena apostar por el Reino de Dio a pesar de las dificultades que puedan existir hacia dentro de la comunidad provincial o hacia afuera de ella, a nivel político, a nivel social o a nivel religioso.
Les animo que, para poder descubrir la voluntad de Dios cada uno de ustedes estén abiertos a las mociones del Espíritu Santo en actitud de discernimiento. Teniendo en cuenta que el criterio de discernimiento es siempre un criterio eclesial comunitario y cada uno tiene el derecho y el deber de dar la propia contribución en este sentido. Sería bello entender que hay un modo de hacer discernimiento considerando en plenitud la vida fraterna. Una indicación en este sentido viene de una cuestión muy simple, el discernimiento no es un hecho intelectual, o de estadística, o de buen sentido. El discernimiento viene de una profunda experiencia de Dios. Por eso ,es de suponer que esta asamblea proceda siempre en actitud orante, de profunda experiencia de Dios. Dejemos que el principal director de esta asamblea sea precisamente el Espíritu Santo.
El discernimiento como criterio fundamental en esta asamblea capitula, seguramente ayudará a encontrar respuestas certeras ante la situación que hay que afrontar por difícil que parezca. El Papa Francisco ha exhortado a la Iglesia a pensar y obrar justamente en esos términos: “El paso del discernimiento ayuda a preguntar: ¿Qué nos está diciendo el Espíritu?¿Cuál es la gracia que se nos ofrece y cuáles son los obstáculos y las tentaciones= ¿Qué humaniza y qué deshumaniza? ¿Dónde se esconden las buenas noticias dentro de la sombría realidad, y dónde está el mal espíritu disfrazado de ángel de luz? Son preguntas para los que buscan y escuchan con humildad, que no solo se aferran a las respuestas, sino que están abiertos a la reflexión y a la oración”. (PAPA FRANCISCO, Soñemos juntos; el camino a un mejor futuro).
Les exhorto pues, a ponerse en actitud de discernimiento abiertos plenamente a las mociones del Espíritu Santo. Por favor, a la luz de la fe y con la honradez y pureza de corazón que sólo Dios puede conceder, hay que tener el valor para agradecer todo lo bueno que se tiene y se ha hecho en el transcurrir de la historia de esta Provincia, es importante tener memoria histórica; es un hecho que no se parte de cero; sería un acto de gran ingratitud desconocer todo el bien que los hermanos han hecho en el pasado y, lo que hasta ahora se ha seguido realizando.
Ante todo, hay que considerar, y valorar que el haber más significativo, más valioso con el que se cuenta en la Provincia, son los hermanos, con sus fortalezas y debilidades. Y, es a donde con mayor atención se debe dirigir la mirada. Porque si los hermanos están bien, entonces se puede operar en todo lo que sea necesario apostólicamente. Sin el recurso humano bien comprendido y atendido, ningún plan o programa apostólico sería posible.
Me parece sumamente importante lograr re-significar la vida consagrada en esta Provincia, supone mantener una nueva visión, una fuerte comunión fraterna y una misión efectiva en bien de los cautivos de nuestro tiempo.
Será muy importante seguir encausando adecuada y oportunamente las capacidades que cada hermano tiene, motivando a que cada uno, se emocione por su ser religioso y por tener la oportunidad de vivir con fidelidad la misión liberadora de nuestra Orden Mercedaria.
Ante los retos que hay que afrontar, es muy importante mirar con ojos de fe y de caridad al elegir a los hermanos que habrán de animar a la Provincia, teniendo en cuenta que, la función de la autoridad, evangélicamente hablando, más que ostentar poder, significa estar dispuestos a servir: “Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos” (Lc. 9, 36).
Es de esperarse que el Superior Provincial, cuente siempre con el respaldo de todos los hermanos de la comunidad, poniendo al servicio de la comunidad y del ministerio carismático, sus mejores capacidades.
“Demos gracias juntos al Padre, que nos ha llamado a seguir a Jesús en plena adhesión a su Evangelio y en el servicio de la Iglesia, y que ha derramado en nuestros corazones el Espíritu Santo que nos da alegría y nos hace testimoniar al mundo su amor y su misericordia” (Papa FRANCISCO a todos los consagrados.
Nuestra vida debe ser una continua acción de gracias al Señor. Quien se confía en el Señor no queda nunca defraudado. Bajo cualquier circunstancia de la vida siempre es bueno agradecer (Cf 1 Tes. 5:18).
Bien podríamos rezar con el apóstol San Pablo diciendo: “Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya”. (Ef. 1, 3-7)
Ruego a Dios que asista plenamente con su gracia divina a este Capítulo, y que por los ruegos de la Virgen María nuestra Madre de la Merced, y de nuestro padre y fundador San Pedro Nolasco, el Espíritu Santo nos ilumine, para tomar las mejores decisiones de la comunidad provincial de Argentina, y en general, en bien de la Orden y de toda la Iglesia.
Sea alabado Jesucristo…”
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