«Peregrinos de Esperanza»

Convocados por el Papa Francisco, transitamos el Jubileo de la Esperanza hasta diciembre de 2025. Es “un tiempo especial para renovar una bien fundamentada relación con Dios, con el prójimo y con toda la creación”.

“Peregrinos de Esperanza” es el lema que anima este tan importante evento para toda la comunidad eclesial. Desde el corazón de la Orden de la Merced en Argentina, el padre Carlos Gómez escribe y comparte su reflexión:

«Hemos comenzado el Jubileo de la Esperanza y reflexionaba desde nuestro carisma mercedario cómo debemos vivir este tiempo de gracia que nos propone la Iglesia, porque es tiempo de cruzar la puerta santa, entrar en el corazón de los hermanos cautivos, compartir con ellos y ayudarlos/ayudarnos a salir y proclamar que Dios nos hace libres y nos recuerda que estamos llamados a la felicidad compartida. Una mirada trinitaria que hace encuentro y vida en comunidades libres y liberadoras.

Cuando Nolasco ve la realidad del cautivo se estremece, le duele y su corazón no descansa buscando caminos para poder liberar. María se hace presente y con Ella el camino se hace compromiso de entregar alegremente la vida.

María se turba, pero se alegra cuando recibe la invitación a ser la Madre de Dios, se estremece de alegría Juan Bautista en el seno de Isabel, se alegran los pastores en Belén y los ángeles cantan porque ha nacido el Rey de la Paz, Dios ha nacido en medio nuestro.

 La esperanza entonces no es algo mágico ni una fe ciega que camina en el mundo, es concreta y se puede mirar, se puede abrazar. El camino de la cruz nos pone de manifiesto la crisis que a veces pasamos cuando vemos que no se dan los frutos que esperamos, pero vemos a María Magdalena camino al lugar de muerte y encontrarse con el Dios de la Vida. 

De manera semejante nosotros mercedarios debemos caminar con una fe fuerte y firme, encarnada y comprometida. Hoy se necesitan personas que realmente quieran y puedan vivir el carisma porque es un carisma esperanzador en lo concreto, es camino de fe en medio de las oscuridades del mundo. 

Cuando el Papa nos propone diferentes celebraciones jubilares, queriendo abarcar toda la vida de la persona y la comunidad nos recuerda que somos una unidad en medio de la diversidad, nos recuerda que la persona debe ser libre y liberadora, que debemos ser fieles al carisma y crear verdaderos ámbitos de libertad. Comprometernos con el hermano cautivo, con el que parece que ha perdido las esperanzas, como aquellos amigos que llevan en camilla al que no puede moverse y son creativos y capaces de hacer locuras por amor. 

Y volviendo a mirar a María de la Merced que nos llama a caminar, nos toma de la mano y nos da fuerza y coraje, que nos pide invitar a otros a sumarse en esta tarea redentora, pidiendo que vivamos este tiempo de gracia, que podamos sembrar esperanza y libertad».