Apertura del Ciclo 2025 en los CEM

Los Centros Educativos Mercedarios de la Orden de la Merced en Argentina iniciaron sus clases, animados por un nuevo lema: «Escuela Mercedaria, telar de Amparo y Esperanza». Compartimos las palabras de bienvenida del superior provincial Fr. Emilio Córdoba Martín:

«A todas las comunidades de los Centros Educativos Mercedarios (CEM)
A través de estas líneas quiero llegar a ustedes en el inicio de un nuevo ciclo lectivo, para saludarlos, darles la bienvenida y desearles un bendecido inicio de clases.

Aprovecho la ocasión para compartirles el lema trienal que acompañará e inspirará la vida de nuestros CEM: “Escuela Mercedaria, telar de Amparo y Esperanza”.

Nuestras escuelas están llamadas a formar jóvenes que son capaces de amparar al otro, al cercano, al próximo, al modo del Buen Samaritano del Evangelio, que vio al hombre apaleado, herido, sufriente al lado del camino, se conmovió y se hizo cargo.

En tiempos en donde se propagan discursos de odio, donde nos vamos acostumbrando a tolerar niveles cada vez mayores de violencia real y simbólica, en tiempos donde el otro se convierte en amenaza, la escuela “Samaritana” está llamada a ser lugar de encuentro, amparo, humanidad.
Lugar donde tejer vínculos que nos humanicen, tramas comunitarias que nos rescaten y posibiliten construir algo nuevo, otro mundo posible, un mundo más amigable y habitable para todos.

El desafío es de toda la comunidad educativa, directivos, docentes, no docentes, estudiantes, familias. La imagen del “Telar” es muy potente para inspirar las alianzas, articulaciones, estrategias, entramados necesarios para transitar juntos el apasionante desafío de educar en y para la libertad que nos propone nuestro Proyecto Educativo Mercedario (PEM).

Personalmente siempre he soñado con una Escuela en salida, que va al encuentro del otro, que se deja interpelar por la realidad y que educa para transformarla. Pienso en cuanta riqueza y aprendizajes nos aportan los proyectos de aprendizaje y servicio solidario (AySS) a nuestros
centros y a las trayectorias de nuestros estudiantes. Con mucha alegría y entusiasmo espero encontrarnos en el mes de octubre en el 3er Congreso de Aprendizaje y Servicio Solidario en Maipú. Será una hermosa oportunidad para seguir aprendiendo juntos, y seguir creciendo en la colaboración y subsidiaridad entre los CEM. Confío en que nos hará mucho bien y traerá mucha fecundidad a nuestras queridas escuelas.

Queda claro que nadie se salva solo como nos enseña el magisterio del Papa Francisco y que el camino es comunitario, creados a imagen y semejanza de la Trinidad Redentora, Dios familia, Dios comunidad. Por tanto, quiero alentar la participación de todos los CEM en las instancias
formativas de la Orden, encuentros de directivos, educadores, orientadores, etc. fundamentales para seguir haciendo camino juntos, formándonos y compartiendo saberes, experiencias y desafíos entre pares.
En el año del jubileo de la esperanza quiero concluir éste mensaje con palabras de Pronzato sobre nuestro padre y fundador San Pedro Nolasco como hombre de esperanza:

“La esperanza de Pedro Nolasco no es una palabra vaga, es un hecho. Es una acción liberadora. Es una esperanza activa. Es ancla, certeza, suelo seguro, pero también horizonte de sentido que tensiona, moviliza, y también es el camino que conduce hacia allí (…)
Hombre de esperanza no quiere decir alguien que está esperando, suspirando, a que cambie algo. Es alguien que se pone en camino, éxodo. Entre la casa de la esclavitud y la tierra prometida está el desierto, tiempo y espacio de prueba de fe y de esperanza. El liberador lo ha enfrentado con creatividad y coraje, lo ha atravesado sembrando sueños. No se puede llevar esperanza con el estilo sedentario. Son los pasos, siguiendo las huellas de otros caminantes, los que acercan y realizan las promesas de esperanza, en cuanto que todos, y fundamentalmente los cautivos que se liberan, podemos gozar de la plenitud de la vida.
La esperanza no es un sueño, sino un modo para transformar en realidad los sueños. Es por eso que el hombre de esperanza no se pone a esperar la venida de un mundo nuevo, sino que no duda en mancharse las manos para construir este mundo”.

Que desde nuestro rol de educadores mercedarios podamos tejer vínculos que humanicen, comunidades que amparen y sean signo de esperanza de otro mundo posible en justicia y paz.

Que la Trinidad Redentora, Padre, Hijo y Espíritu Santo les bendiga, cuide y sostenga en la misión y haga fecundos nuestros esfuerzos comunitarios en éste nuevo ciclo lectivo.

Les envío un abrazo fraterno con el corazón agradecido.

Fr. Emilio Fernando Córdoba Martín

Superior Provincial