Hoy 10 de agosto se conmemora el día de la fundación de la Orden de la Merced. Fray Ricardo Guzzo, Superior Provincial de la Orden en Argentina nos comparte sus palabras en el 802º aniversario.
Estimada familia mercedaria, deseando que se encuentren bien, quisiera compartir con ustedes este mensaje para celebrar los 802 años de la fundación de la Orden de La Merced.
Nos ha tocado vivir momentos muy particulares.
En 2018 estuvimos celebrando 800 años, hicimos memoria agradecida de todo lo que aconteció en ese tiempo hasta nuestros días, y nos llenamos de mucha alegría y entusiasmo, para poder enfrentar todo lo que viniera después. Así celebrábamos los 800 años; agradecidos por lo que pasó, pero también preparándonos con alegría para enfrentar la vida y seguir siendo testimonio de Dios hecho Merced para el hombre.
Nunca nos imaginamos un 2020 como este, todo lo que íbamos a vivir en él, situaciones de angustias, de tristezas, de desalientos, de miedos que nos opacan la vida… también de luces que se van prendiendo, de realidades que no podemos obviar y nos urgen a construir algo nuevo, algo que está naciendo entre nosotros.
Esta realidad me trae a la memoria un texto bíblico, la Transfiguración del Señor, porque creo que Dios nos preparó y nos sigue preparando ahora, Él con tres de sus discípulos, en un momento de oración, se transfigura y una voz del cielo dice “Este es mi Hijo, escúchenlo”(Mt 17, 5).
Jesús sabía que sus discípulos eran frágiles, débiles, y en momentos de oscuridad y de cruz son capaces de correr, de ocultarse, de huir. Por eso los prepara con esta experiencia de la Transfiguración. Ellos sienten una alegría desconcertante que los llena de esperanza, ahora saben que el mismo que está con ellos, su compañero, su amigo, que comparte ilusiones, esperanzas, y la utopía de construir un mundo nuevo, no es nada más ni nada menos que el Hijo de Dios. Aquel que camina entre nosotros, vive entre nosotros y no nos abandona nunca.
También Nolasco vivió una experiencia similar aquella noche inconfundible cuando María le alienta a seguir su camino comprometiendo toda su vida y en ese gesto nos ilumina también a nosotros para seguir siendo eco de esa experiencia echa carne en la redención de los cautivos de todos los tiempos.
Quiero agradecerles a todos ustedes religioso y religiosas… jóvenes y adultos, laicas y laicos que caminan en misión compartida en nuestras comunidades y aportan su ayuda en los distintos ámbitos donde nos hacemos presentes: educación, parroquias, proyectos sociales, misiones, etc.
Desde ya muchas gracias por todo, que Dios los bendiga y sigan siendo realmente testimonio Merced en el mundo.
Fray Ricardo Guzzo
Superior Provincial
Orden de la Merced en Argentina
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