Honramos a María con el compromiso fraterno

El cariñoso gesto de la Coronación Pontificia a Nuestra Madre es una invitación a revitalizar nuestro ardor misionero; y a fortalecer el compromiso redentor para acompañarnos como hermanos, al modo de María.

La corona de la Nuestra Señora de la Merced de los Maitines está formada por 12 estrellas que representan los rostros de muchas personas. Son los rostros que nos interpelan cotidianamente y nos motivan, desde el carisma mercedario, a dar respuestas creativas y eficientes para ayudar a nuestros hermanos que ven amenazada su libertad y vulnerados sus derechos.

Siguiendo el ejemplo de Pedro Nolasco es nuestra misión involucrarnos en sus vidas, sentir como propio su dolor y desde esa realidad, visitarlos, acompañarlos y ponernos a su servicio para ayudarlos a lograr una vida mejor, con menos sufrimiento, más respeto y más inclusión.

Las 12 estrellas de la corona representan a los siguientes rostros:

  1. Niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad y riesgo social.
  2. Mujeres y niños víctimas de abuso y violencia.
  3. Víctimas de trata y tráfico de personas.
  4. Mujeres en situación de prostitución.
  5. Pueblos originarios que ven avasallados sus derechos.
  6. Personas en situación de calle que son invisibilizadas y descartadas.
  7. Jóvenes y adultos excluidos de la cultura del trabajo.
  8. Liberados, reclusos y sus familias. Pastoral carcelaria.
  9. Migrantes y refugiados cuyos derechos humanos estén en riesgo.
  10. Personas cautivas por diferentes adicciones.
  11. Hombres, mujeres y niños con el corazón destrozado por la pobreza, el hambre, la soledad y la exclusión.
  12. Los que padecen por el deterioro medio ambiental y la falta de cuidado de la madre tierra.

Que María, en la advocación de Nuestra Señora de la Merced de los Maitines, nos anime a «servir, caminar y cantar»; y a ser «Merced de Dios para aquellos que claman libertad».