9 de Julio: «Todos, todos, todos»

Celebramos el aniversario N° 208 de la Declaración de la Independencia Argentina. Desde la cuna de la independencia, San Miguel de Tucumán, Hnita. Cristina de Jesús nos invita a reflexionar sobre nuestro compromiso con la libertad.

«Amanece en Tucumán. Cuando todavía estaba oscuro se detuvo en la esquina de la casita donde vivo el colectivo desvencijado que lleva a los tucumanos a cosechar el limón. Al atardecer, los traerá de regreso, flechados por las espinas de los limoneros, rotos de cansancio, para tomar un mate cocido con yerba secada al sol y dormirse profundamente por unas pocas horas para volver a empezar mañana, rogando que les tiren unos pesos para celebrar con un locrito el 9 de Julio… en la Cuna de la Independencia… Qué ironía.

Ayer por la tarde, regresando de la Comisaría, vi el frente de la Iglesia de San Francisco, bellísimamente restaurado… ¡y está muy bien! Pero, contrastando, unos minutos antes el Comisario, a dos cuadras de allí, me decía feliz: “Vio que le puse focos en el calabozo a las chicas… ¡estaban a oscuras!”. 

Y no fue en vano su gesto porque lo primero que me dijeron fue: “¡Nos pusieron focos nuevos! ¡Mire qué lindo!”.

Qué lindo… sí, nos veíamos las caras…

Por otro lado, temprano, el Facebook me traía el recuerdo de la muerte de Ariano, 9 años atrás. 

Ariano, que se había bautizado y se preparaba para la Primera Comunión, se había quemado vivo en un calabozo. Causó el revuelo esperado y brotaron las promesas de comenzar “de inmediato” la ampliación de la cárcel para evitar el hacinamiento en las comisarías. Pasaron ¡9 años! y las comisarías están más atestadas que entonces…

Anoche, no podía dormir y se me superponían las imágenes de Ariano pidiendo auxilio, de las detenidas agradecidísimas por “mi tiempo”, de la fachada de San Francisco brillando en su remoción que habrá costado millones… muy bien empleados, por supuesto pero… llegó otra vez el Evangelio del diálogo entre Jesús y la mujer siriofelicia que rogaba al Maestro que liberara a su hijita del demonio. Él respondió que no estaba bueno dar el pan de los hijos a los perritos y ella replicó que también los perritos comen las migas que caen de la mesa de los señores. Entonces Jesús conmovido le contestó: “¡Mujer, ¡qué grande es tu fe!… que te suceda como has dicho”.

Año tras año, desde que vivo en Tucumán, las vísperas del 9 de Julio fui con los pequeñitos de la Escuela en que daba religión a ver la obra de teatro para niños que se hacía en la Casa Histórica en la que la dueña de esa casa, doña Francisca Bazán de Laguna, lo dispuso todo para albergar a los congresales que venían de todas partes y hasta ¡tiró abajo una pared! porque la casa era pequeña, para que cupieran todos. 

Ahora, en la mismísima Sala del Pronunciamiento se firmará un Pacto (el famoso Pacto de Mayo) para arrancar de una vez por todas con la reconstrucción de la Patria que aquellos hombres y mujeres, edificaron desprendiéndose de todo.

Hoy, la Merced en Tucumán trata de seguir los pasos silenciosos a la vez que atrevidos de aquellos que, olvidados de sí, se entregaron de lleno y sin reservas para dejarnos esta herencia maravillosa de la independencia que nosotros, muchas veces, nos empeñamos en dilapidar.

Quiera Dios que no cejemos hasta que el rostro de cada argentino brille como ahora brilla el frente de ese querido templo que nos recuerda que ser mercedario implica necesariamente ser un honesto ciudadano y un cristiano comprometido con la libertad de los demás pero, como diría el Papa Francisco con TODOS, TODOS, TODOS.

Fraternalmente, Cristina de Jesús