¡Muchas gracias Patricia Guerra!

Despedimos con el corazón agradecido a Patricia Guerra, laica mercedaria,  cantautora tucumana que brindó en su entrega escritos, libros, novenas, canciones, que quedan para siempre en el modo de ser y de vivir el carisma de la Merced. 

“María de la Merced, danos un corazón misericordioso y sensible al clamor de los cautivos, inspiranos las acciones concretas que permitan que podamos ayudarlos a recuperar su libertad y su dignidad. Ayudanos a cambiar nuestro corazón, para que en un mundo lleno de opresiones, seamos capaces de construir espacios de libertad para todos nuestros hermanos”.

De la Novena en Honor a la Virgen de La Merced, por Patricia Guerra

En nombre de toda la familia de la Orden de la Merced en Argentina, Fr. Carlos Gómez, expresa en palabras la memoria agradecida para con esta hermana nuestra que deja un legado fundamental de espiritualidad redentora. 

“Has partido a la Casa del Padre, en el año de la Esperanza recordaba el primer CD que grabaste (que viejo estamos) se llamaba “sembremos esperanza, donde la portada nos mostraba un árbol que parecía seco, pero con una hoja en ella, María del Carmen quien hizo la portada plasmó lo que había allí y lo que había era lo que brotaba de tu corazón, de esa experiencia de fe, de encuentro con nuestra Madre de la Merced y san Pedro Nolasco.

Esa muestra de fe comprometida con la realidad que se fue gestando muy lentamente como semilla que crece y da fruto, así desde tu niñez mamando la Merced fuiste haciendo vida la espiritualidad y carisma mercedario. El Señor y nuestra Madre de la Merced te dieron dones que supiste hacerlos florecer y ser fruto de vida en tantos que, como las estrellas del cielo o la arena del mar no se pueden contar. 

Cómo no recordar aquellos primeros encuentros de jóvenes en León XIII, siendo adolescente y queriendo beber de la espiritualidad mercedaria que se hacían en vos ríos de entrega generosa, con grupos, trabajo en la cárcel, comprometida siempre en lo social porque decías -es lo que la Merced y Nolasco me muestran y no puedo callar ni dejar de hacer algo por mi hermano, es como que no puedo quedarme quieta sino que debo dar una mano-.

Y tu vocación docente te llevó a luchar por una educación liberadora, comprometida con las familias más necesitadas porque sabías y lo compartías que la educación libera, rompe cadenas y tus manos en las manos de María se hacían vida y encuentro con los demás.

Mujer enamorada, Osvaldo tu esposo, quienes se acompañaron siempre y cuando llegaron los hijos (no sin dolor) verlos crecer y luchar por ellos siendo una familia comprometida dando testimonio de verdad, orgullosa de su esposo y de sus hijos, una casa de puertas abiertas para el necesitado, nadie que pedía un pedazo de pan se quedaba con las manos vacías, aunque muchas veces vos te quedaste así.

Y con ese corazón generoso supiste plasmar en poesía, música y vida lo que llevabas dentro, como no saborear toda la producción musical que trasciende fronteras, que anima y forma en la familia mercedaria. La Misa Mercedaria, que dio vida una noche de estrellas entre mate y mate, la Cantata Mercedaria y tantas otras. Nos regalaste el Mes de Mercedes y las novenas, pero por sobre todo nos regalaste el don de tu vida, tu amistad y una familia hermosa.

Y te fuiste, pero te quedas en cada canción, en cada oración porque Dios es Dios de vivos y seguramente ya estarás cantando con nuestra Madre de la Merced y Nolasco, desde acá te acompañamos aunque lo nuestro no sea cantar”.