En la jornada mundial por la creación, un testimonio que nos enfoca hacia una ecología integral que acompaña procesos liberadores.
Cada 1 de septiembre se celebra la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, establecida así por el Papa Francisco en el 2015, en consonancia con el tema tratado en su encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común.
“Escucha la voz de la creación” es el tema y la invitación de este año. El período ecuménico comienza el 1 de septiembre con la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, y termina el 4 de octubre con la fiesta de san Francisco.
Puedes leer aquí el mensaje completo del Papa Francisco para la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación de este año 2022.
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Es un momento especial para que todos los cristianos recemos y cuidemos juntos nuestra casa común. (…) es una oportunidad para cultivar nuestra “conversión ecológica”, una conversión alentada por san Juan Pablo II como respuesta a la “catástrofe ecológica” anunciada por san Pablo VI ya en 1970.
Descarga aquí recursos para la oración y reflexión sobre este Tiempo de la creación
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A propósito de la celebración de este día es que compartimos hoy el testimonio de Silvia, del proyecto “Primeras Herramientas”, una persona comprometida con la realidad de su comunidad y que hace más de 20 años va tratando de encontrar respuesta a las situaciones que va conociendo. También formó parte de los aportes a la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe de 2021.
Primeramente, Adriana Rodríguez, quién fue hasta el año pasado responsable de Acción Mercedaria, el área de secretariado y asesoramiento de la pastoral social para La Merced en Argentina.
Ella, en esta presentación, resalta que es un equipo conformado por dos religiosos y dos laicas, pero que todo lo desarrollado no sería posible sin el compromiso, la entrega y dedicación de otros religiosos, laicas y laicos que vienen caminando desde hace mucho tiempo antes de 2004 (año en que se creó esta secretaría), que vienen dando lo mejor de sí y escuchando el clamor de tantos cautivos siguiendo el modelo de San Pedro Nolasco.
Resalta las palabras de Ana María (en la reflexión de “La Merced en clave sinoda”) “el dolor y el sufrimiento no se puede llevar adelante de a uno”, requiere del esfuerzo de todos, del compromiso de todos y de este caminar juntos y comprometer la vida en esta misión.
Puedes leer nuevamente los artículos: «La Merced en clave sinodal parte 1» y «La Merced en clave sinodal parte 2«
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Y continúa expresando: “es importante escuchar la voz, no de los que estamos detrás de un escritorio, a veces coordinando, a veces capacitando, a veces cumpliendo con la misión que nos han delegado, sino de los que ponen el cuerpo, ponen el compromiso, sus saberes, día a día junto al dolor y al sufrimiento de los hermanos. Eso es lo importante… y también las voces de los que reciben nuestro servicio, nuestro accionar”.
Conoce los proyectos sociales de La Merced en Argentina como los educativos, para niñas, niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad, proyectos para mujeres, para atender a personas en situación de calle, programas de capacitación y reinserción para jóvenes y adultos y también para la pastoral de liberados y reclusos, programas de pastoral aborigen. Encuentra aquí el Anuario de Acción Mercedaria para descargar.
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En este espacio del conversatorio ella dará pié para escuchar la experiencia de Silvia, a través de un video con su testimonio, “ella es de las personas que llegó siendo muy chiquita al León XIII (comunidad mercedaria de Córdoba Capital)… recibió la catequesis, fue catequista y hoy entrega su servicio en un proyecto destinado a chicos, niñas, niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad, que es el proyecto Primeras Herramientas”.
Este es un proyecto de contención, en el que se les brinda a estos niños, que suelen tener serios problemas familiares, talleres, apoyo educativo, a través de actividades lúdicas y recreativas, también formativas, se les propone mantenerse en la educación formal y se les propicia formación en valores, que descubran sus propias potencialidades para que puedan el día de mañana insertarse laboralmente.
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Este proyecto del que Silvia nos va a comentar en el video, se desarrolla desde el año 2000, y que, además de ella, hay muchos otros chicos, que habiendo sido destinatarios del proyecto, estuvieron colaborando como capacitadores. Devuelven, de alguna manera, lo que han considerado valioso en su niñez y son multiplicadores del servicio y de la entrega.
En el comienzo del video, Silvia Zúñiga cuenta su paso por la comunidad del León XIII desde la catequesis y expresa que es lo que hizo que tenga “una buena base para lo que está comprometida ahora”. “En estos tiempos tratamos de acompañar como sea” expresa, que con la situación de la pandemia no se puede atender a los chicos presencialmente, ayudamos con lo que podemos”.
“En aquellos tiempos, cuando daba catequesis, sentía la necesidad, mi necesidad, de ayudar un poco más”, expresa Silvia. Nos cuenta que ese momento en que la invitan a coordinar este proyecto coincide justo con su necesidad de poner mayor compromiso. Que personalmente, llevar adelante “primeras herramientas” la ayudó, a ella primero, a mirarse y sentir cómo trabajaba plena y a su vez iba llenando sus pesares de sentido, la ayudó a ver el paso de Dios.
Silvia Zúñiga rescata de su experiencia que se siente contenta “porque pudimos crecer, crecer todos juntos, nos reconocemos en el camino”. “Qué más he descubierto, que el tiempo de Dios no es igual que el tiempo nuestro. Él tiene marcado ya lo que va a pasar, y a veces nosotros tenemos otros planes, tenemos que tener mucha paciencia”. “La otra cuestión es que hay tanto por hacer y somos tan pocos los que estamos comprometidos”.
Ella nos cuenta que en este espacio atiende a las necesidades puntuales con todo lo que se puede: “si se queda sin laburo ver que se puede hacer, buscarle la vuelta, acompañar a los niños con el colegio si no se entiende, si la madre no lo puede acompañar, buscar a alguien que pueda dar una mano con las materias, los trabajos y la compu”.
Relata una experiencia personal pero que les pasa a muchos, es la situación de discriminación que se sufre al ir al almacén, por ejemplo, por el color de piel o el barrio, y recalca que hay que hacer un gran trabajo con el entorno, además de con los niños que participan del proyecto.
“Somos pocos en tratar de entender a las personas, el estar abiertos, no solamente con los problemas de uno, sino, tener la posibilidad de mirar más allá, que no sos uno solo, sos parte de la sociedad, sos parte del compañero, sos parte del vecino, sos parte de lo que le pasa al otro”, y al finalizar su testimonio, Silvia destaca como desafío el hecho de trabajar con el grupo familiar y su entorno, con la sociedad como sostén de una familia.
Encuentra aquí los artículos relacionados. Estos son los aportes que enviamos a la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe de noviembre de 2021.
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