Educación Liberadora

La familia mercedaria actual, como en el pasado, no se olvida de la Iglesia local en donde se inserta. Allí colabora en la educación, promoviendo valores humanos y evangélicos, inculcando además la más fuerte inquietud por la libertad humana en sus alumnos.

La Misión común a los Centros Educativos Mercedarios

Entendemos que nuestra misión educativa consiste en educar en y para la libertad personal y la inclusión comunitaria como compromiso de democratización social . Procuramos la formación integral de la persona y la comunidad escolar, abiertos al don de la fe y comprometidos con la democracia, construyendo así un mundo más humano y fraterno en favor de los más pobres y excluidos. Esto es lo que pedimos y nos comprometemos a realizar cada vez que rezamos juntos como hermanos: “Padre nuestro… venga a nosotros tu Reino…”

Hacia una propuesta educativa mercedaria (PEM)

El Proyecto Educativo Mercedario es el fruto de un proceso de participación y consenso entre los Colegios Mercedarios en Argentina, que tiene sus raíces más profundas en la espiritualidad mercedaria.

Como horizonte de valores y principios que orientan nuestras prácticas escolares, la espiritualidad mercedaria es un modo de comprender el “mundo de opresiones” y de seguir a Cristo Redentor en la Iglesia Católica, en actitud de comunión fraterna y servicio liberador para con toda la humanidad.

Podemos decir, entonces, que la identidad de nuestros Centros Educativos Mercedarios se expresan en su carácter humanista, católico y en su pertenencia a la Merced y la preocupación por la excelencia académica, la importancia del valor y relevancia social de lo educativo, se ordenan a este carácter.

Históricamente,la espiritualidad mercedaria nace con la Orden de la Merced (PadresMercedarios) en la ciudad de Barcelona en el siglo XIII, en tiempos de las Cruzadas, cuando San Pedro Nolasco, inspirado por María de la Merced, funda una comunidad de religiosos para la visita, el rescate y la liberación de cristianos cautivos. Los primeros mercedarios visitaban a los cautivos oprimidos y en peligro de perder su fe y los rescataban, aun a riesgo de perder su propia vida, para devolverles la libertad de hijos de Dios en su patria.

Con ojos de fe y un corazón agradecido por esta dignidad de hijos, los mercedarios celebramos a Dios como Padre de misericordia que nos rescató por medio de su Hijo Jesucristo para convocarnos, por su Espíritu, a crear comunidades fraternas de hombres y mujeres libres y liberadores.

Nuestro compromiso mercedario haido adecuándose a las cautividades de distintas épocas. Los misioneros mercedarios llegaron a América en el segundo viaje de Colón. Muchos frailes participaron en la gestación de nuestra Patria como libre y soberana, en la Revolución de Mayo. Y en tiempos del Fr. José León Torres, con la fundación de la Hermanas Mercedarias del Niño Jesús, ha incursionado en la educación católica como una forma de redención.

Hoy nuestra misión sigue siendo la liberación de los cautivos, los cristianos en peligro de perder su fe por falta de libertad. Las “nuevas cautividades” son más complejas y profundas. Consisten en las amenazas a la vida y la dignidad humana por principios y sistemas sociales,políticos y culturales opuestos al Evangelio de Jesús. Los mercedarios hoy en Argentina nos comprometemos con las personas oprimidas por “nuevas formas de cautividad”, presentes en las situaciones de menores en riesgo social, en la familia en crisis y en la exclusión de la cultura del trabajo.

Entendemos que nuestra misión educativa consiste en educar en y para la libertad personal y la inclusión comunitaria como compromiso de democratización social.Procuramos la formación integral de la persona y la comunidad escolar, abiertos al don de la fe y comprometidos con la democracia, construyendo así un mundo más humano y fraterno en favor de los más pobres y excluidos.

Esto es lo que pedimos y nos comprometemos a realizar cada vez que rezamos juntos como hermanos: “Padre nuestro… venga a nosotros tu Reino…”

Confiados en la misericordia de Dios y en el amor maternal de María de la Merced, como mercedarios nos sentimos guiados por la pasión liberadora de San Pedro Nolasco y nos proponemos caminarjuntos hacia la construcción de comunidades educativas más humanas, fraternas e inclusivas.

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